La locura de cuatro españoles para entrar en el Libro Guinness de los récords
Estos cuatro jugadores consiguieron el récord en una modalidad que mezcla el tenis y el voleibol, llevando sus cuerpos a niveles extremos. «Todos han tenido muy malos momentos», explican desde el entorno. «Nos preparamos físicamente con nuestra entrenadora personal y fisioterapeuta de equipo, Alba Baladin. Carlos Ruiz y Bea Bilbao hicieron todos los simulacros programados con éxito, el de 6 horas, 12 horas y 18 horas. Sin embargo, Rufi y yo solo hicimos el de 18 horas, y fue bastante duro, porque nos pasó de todo: lluvia, sol, frío, calor, el baño no estaba nada cerca de la pista y no teníamos fisioterapeuta en las últimas 6 horas… Diría que fue mas duro que el récord de 24h», cuenta a Antomi Ramos, otro de los participantes, a ABC.
Antomi RamosAfortunadamente, durante el reto no hubo que lamentar ningún problema grave, aunque sí que surgió un imprevisto: «Me lesioné la mano derecha y tuve que jugar con la izquierda. Era un complicado, pero ha valido la pena», dice Rufi Mendoza, otras de las participantes. «La verdad es que no ha sido fácil aguantar, había que estar preparado física, pero sobretodo, psicológicamente. Gracias a nuestras fisioterapeutas no llegábamos a tener dolores, sino pequeñas molestias, pero psicológicamente se nos podía hacer más pesado. Había momento bastante duros», cuenta Ramos, campeón del mundo 2018 y actual número tres en el ranking mundial.
«El mayor desafío para nosotros era mantener un ritmo de juego 'competitivo', pero sin caer en los extremos, es decir, no podía ser muy alto y agresivo, porque ello supondría un mayor desgaste físico y la completa seguridad de no alcanzar el objetivo de las 24 horas, Tampoco podía ser bajo ni lento, porque igualmente no nos daría ritmo de juego, y, por exigencias de GWR, el ritmo debía ser 'de partido', no de entrenamiento», analiza Ramos, quien desvela otras claves que han hecho posible el récord: «Café, duchas de agua fría, peloteos largos... De esta manera intentábamos activarnos».