Traspié de Alcaraz en su estreno en Montecarlo
Ganó Korda la plaza en octavos del Masters 1.000 de Montecarlo, aunque podría haberlo hecho Alcaraz. Quien gana, sin duda, es el tenis. Hay fallos, dobles faltas, nerviosismo e irregularidades, pero tanto el español como el estadounidense tienen fineza en la muñeca y una variedad de recursos que recuerda a los de antes, pero hoy. A arreones, incómodo Alcaraz al inicio de su debut en el torneo monegasco, inestable Korda con sus servicios, ambos tuvieron el partido en sus manos, se lo arrebataron el rival, volvieron a perderlo y ganó el que más actitud puso, sobre todo, para sobreponerse de los errores propios.
El campeón del Masters 1.000 de Miami entró al ralentí, pero fue entonándose conforme Korda le exigía, impecable con las dejadas, muy seguro en la red, ángulos amplísimos, con ese revés magnífico que pone con habilidad donde quiere, como si fuera fácil. Se defendió como pudo el español en los mejores momentos del estadounidense, y marcó su territorio con esas derechas llenas de potencia en cuanto supo ver los temblores de Korda, para agudizar sus dudas. Roturas, contrarroturas, puños cerrados, lamentos, aciertos, desórdenes, viento. 4-2 y 40-0 para Korda, recuperación de Alcaraz hasta el 5-5; impulso de Alcaraz para el 6-5, Korda fuerza el tie break, en una hora. Faltó ese punto de orden, de paciencia quizá, convicción con el marcador a favor: 5-4 y saque, 6-5 y saque. Herramientas para definir el tenis del futuro hay de sobra. Y Korda, que se levantó mejor de sus propios errores, tiene un estilete en lugar de raqueta.
Esa pizca que falta de concentración alargada en el tiempo fue el segundo set. Más errores que aciertos, desbarajuste a la hora de elegir un recurso de los tantos que hay. Presionó el estadounidense, muy adentro en los restos. Alcaraz respondió con más actitud que firmeza y efectividad. Dueño de unos puntos impropios, pero también amo de la gestión del aguante. Se animaba él solo en sus peores puntos, impecable la actitud de no salirse jamás del partido, a pesar de los errores, a pesar del empuje del estadounidense, a pesar de esas bolas de break que tuvo que levantar después del 2-0 inicial, para seguir en el partido, para llevarlo al segundo tie break, para inclinarlo hacia su lado.
En la tercera manga, enredado una y otra vez entre el viento y la precipitación, la derecha no volaba ni mordía; el saque era una lotería para ambas partes (60 % de acierto y nueve dobles faltas para el estadounidense, 56 % y cuatro para el español), no logró desembarazarse de la presión del 42 del mundo. Las piernas llegaban, pero faltó algo de fluidez en las ideas (38 errores). Y el empuje, la predisposición y el empuje no fueron suficientes para desequilibrar a Korda, que también acumuló dudas y hasta 54 errores no forzados.
El Principado se queda sin la estrella emergente después de que ayer se quedara sin la estrella consagrada, eliminado Novak Djokovic en su estreno ante Alejandro Davidovich. Hoy también cedió Cameron Norrie, ante Albert Ramos. Próxima parada para ponerlas en funcionamiento: Barcelona.