Tenía nueve años cuando Edson Arantes do Nascimento 'Pelé' vio a su padre llorar por la derrota de Brasil frente a Uruguay en Maracaná en 1950. Aquel día le prometió que él ganaría el Mundial que se le había escapado a la selección por la que tantas lágrimas se derramaron en aquella jornada infausta. Tardó solo siete años en cumplir la promesa. Fue en Suecia, donde Brasil derrotó al anfitrión del torneo con una actuación que le consagró como una estrella del fútbol cuando tan sólo tenía 17 años . Marcó seis goles en el campeonato y fue la gran revelación del equipo que apabulló en la final en Estocolmo al combinado local, al que metió dos tantos. El mundo quedó deslumbrado por aquel joven que jugaba al fútbol con tanto desparpajo. ¿Pelé o Messi? La pregunta de quién ha sido el mejor jugador de la historia de este deporte sigue abierta tras el fallecimiento este jueves del centrocampista brasileño en Sao Paulo tras una larga enfermedad. No era el más rápido, ni tenía el mejor regate, ni poseía el mejor toque de balón. Pero nadie le superó en visión de juego y en su extraordinario sentido táctico que le permitía improvisar jugadas imposibles. Veía el fútbol como un místico con hilo directo con Dios. En aquel país gobernado por una dictadura militar, donde la bossa nova era el verdadero himno nacional, Astrud Gilberto cantaba 'La chica de Ipanema' y la caipirinha elevaba los espíritus al Cristo del Corcovado, Pelé hacía vibrar a las masas con sus genialidades y henchía los corazones con el orgullo de ser brasileño. Noticias Relacionadas estandar No Así será el funeral de Pelé, en el campo del club de su vida Verónica Goyzueta estandar No 'O Rei' Pelé, la secuencia sobre su enfermedad Verónica Goyzueta opinion Si El poder blando del fútbol Ignacio Camacho estandar Si Fútbol Pelé, un futbolista de película Ángel Luis Menéndez Ningún jugador puede jactarse de un historial como el de Pelé: tres Mundiales (Suecia, Chile y México), 77 goles en la canarinha , seis ligas nacionales en el Santos, dos títulos intercontinentales y dos victorias en la Copa Libertadores. Solamente con la camiseta del Santos marcó 643 tantos. Decía Simone Signoret que la nostalgia ya no es lo que era. Los que tuvimos la suerte de verle jugar nos vemos sumidos tras su desaparición en un sentimiento de melancolía y de gozo por haber podido disfrutar de su inconmensurable talento y de sus goles . Si es verdad que cualquier tiempo pasado fue mejor, el recuerdo de Pelé es como el de la magdalena de Proust. Una jugada mágica La vida parece haber pasado en un momento al recordar aquella jugada mágica del Mundial de México en 1970 contra Uruguay. Tostao le pasó un balón al hueco y Pelé se presentó ante Mazurkiewicz, entonces el mejor guardameta del mundo, le engañó con una finta asombrosa y, luego, tras un giro de 180 grados, falló un disparo cruzado que salió junto al poste. Una jugada en la que 'O Rei' desafío las leyes de la física y que jamás se ha vuelto a ver en un campo de fútbol. Había en Pelé un geómetra que trazaba ángulos imposibles e imaginaba espacios como un demiurgo que modela sus sueños en la arcilla. Pero, como todo jugador, necesitaba estar acompañado de talento y siempre lo tuvo en el Santos y en la selección brasileña. Pelé tenía a su lado a Jairzinho, Gerson, Tostao y Rivelino , una pléyade de virtuosos que desarboló a Italia en la final de México en 1970. Por cierto, que el seleccionador Joao Saldanha había manifestado unos meses antes que Pelé era «miope» y que estaba lesionado, por lo que no estaría en México. Fue destituido y sustituido por Mario Zagallo , que acertó al alinear a los jugadores más creativos. Le conocía bien a Pelé porque había vestido la camiseta del Botafogo y habían sido rivales y compañeros de selección. El astro brasileño contribuyó a aquella victoria contra Italia con un primer gol con el que batió a Albertossi: un espectacular remate de cabeza tras un escorzo fantástico. Pelé sumó en ese campeonato su tercer título, un récord que nadie ha igualado. Parecía que flotaba por el campo y acariciaba el balón. En aquel Mundial, a punto de cumplir los 30 años y tras el fracaso en Inglaterra, Pelé dio lo mejor de sí mismo. Quedan para el recuerdo el lanzamiento desde su propio campo que pasó por encima de la cabeza de Viktor, el portero checoslovaco, y que no entró. Y su prodigioso remate de cabeza , desafiando las leyes de la gravedad, frente a la selección inglesa, detenido por Gordon Banks, apodado 'El Chino', en la que se ha considerado como la mejor parada de la historia. No deja de ser paradójico que ninguna de esas tres jugadas en México acabara en gol. Pelé marcó en aquella cita cuatro goles y fue elegido el mejor jugador del Mundial . No ha habido ningún equipo, salvo tal vez la Holanda de Cruyff en Argentina 78, que jugara tan bien al fútbol. Será interminable evocar sus maravillosos goles, pero me quedó con su genialidad en un partido contra el Fluminense en los años 60, cuando regateó a siete contrarios en un eslalon que supera al de Maradona frente a Inglaterra en el Mundial de 1986. Pelé jugó en el Santos desde 1956 a 1974 . Ya en su declive físico, fichó por el Cosmos neoyorquino, donde siguió dando espectáculo junto a Beckenbauer, que ha recalcado en más de una ocasión que el brasileño era mejor que Messi. Jugó a lo largo de su carrera 1.361 partidos y marcó 1.283 goles, incluyendo los encuentros amistosos, un rendimiento que tampoco nadie ha igualado. El jugador más completo Preguntado Puskas en una ocasión sobre si era mejor Di Stéfano que Pelé, el cañonero húngaro respondió: «Di Stéfano ha sido el jugador más completo que yo he visto. Pero es que Pelé era más que un jugador». Todo era posible con él sobre el terreno de juego. No tuve la suerte de ver jugar a Pelé en el Mundial de Chile de 1962 . Brasil derrotó y eliminó a España en Viña del Mar. Estaba lesionado aquel día. Oía en la radio de la cocina los partidos a altas horas de la noche junto a mi padre. TVE emitía al día siguiente los encuentros, cuyas filmaciones llegaban en avión a Barajas porque entonces no se podía retransmitir eventos en directos desde el otro continente. En ese campeonato, Pelé sólo pudo saltar al césped en los primeros partidos y luego se lesionó. La principal estrella del equipo canarinho fue Garrincha , extremo de piernas torcidas con una increíble habilidad para el regate. Jugaban también Didí, que había vestido la camiseta del Real Madrid sin éxito, Amarildo, Vavá y Zagallo . 'O Rei', como se le bautizó, disfrutó intensamente de la vida, pero nunca olvidó sus modestos orígenes en Minas Geraes ni su trabajo en una fábrica de zapatos en la que cobraba dos dólares por cada jornada. Fue su madre la primera que reconoció su potencial y que le impulsó a dedicarse al fútbol de forma profesional a los 15 años con el Santos. Fue allí donde pudo ver el mar por primera vez. Su compromiso con el club se recuerda en el museo del estadio en el que se guardan su taquilla y diversos objetos personales. Tras su retirada del fútbol, Pelé fue actor, cantante, embajador de la ONU y ministro de Deportes en su país. Era un personaje querido y aclamado por donde pasaba. La reina de Inglaterra le concedió la distinción de caballero del Imperio Británico. Estuvo tres veces casado y deja siete hijos. Pelé ya es pasado, historia, memoria. Passolini dijo que su fútbol era poesía. Tal pensaba en aquel poema de Guillaume Apollinaire en el que se lamentaba de que el tiempo pasa y los amores nunca vuelven. Pelé no volverá, pero su espíritu seguirá volando sobre los campos en los que juega este deporte. Ha entrado en la eternidad.