No existe en el mercado una vacuna capaz de combatir con eficacia el virus del madridismo cobarde. Es este un agente patógeno muy contagioso y que se hace fuerte en los cuerpos sobrealimentados por tantísimas Copas de Europa de algunos seguidores del club deportivo más grande de la historia, que es algo que provoca inquietud en la comunidad científica, que se pregunta ¿por qué? Los síntomas que provoca el virus del madridismo cobarde son escalofríos con el primer contratiempo, sudoración ante la derrota, dolor de cabeza cuando no se va primero en la clasificación, pérdida de apetito si no se gana siempre, repentina asimilación del discurso culé y la gran novedad, que tiene locos a los investigadores de Astrazeneca, Pfizer, Janssen, Roche y Bayer , que no logran explicárselo, es un profundo descreimiento ante unos jugadores que les han malacostumbrado a multiplicar una y otra vez, y otra más, los panes y los peces deportivos ante sus propios ojos. Ni siquiera es fe lo que se pide a los contagiados, no, porque el estadio Santiago Bernabéu se ha convertido en escenario habitual de milagros futbolísticos, sino paciencia, pero la ausencia de esta última es otro síntoma más del virus del madridismo cobarde. Por mucho que les hayan dado, y a fe mía que esta generación de jugadores algo les dio, el madridismo cobarde recela de sus héroes a las primeras de cambio y en cuanto pintan bastos, los trata con cierto desdén, los mira por encima del hombro. Noticias Relacionadas estandar No real madrid El 'déjà vu' de Ancelotti en el Madrid: caída en 2015, eternidad en 2022 Rubén Cañizares opinion Si El bar de Mou El Madrid reverencial Ignacio Ruiz-Quintano Otro síntoma recientemente descubierto sobre el virus del madridismo cobarde es el afán por jubilar a todo quisque. Nadie sirve para el madridismo cobarde cuando se pierde, hay que echar al entrenador, convocar elecciones, traer a nuevos futbolistas, otro técnico, que pase el siguiente presidente... Pero, como en Memento , todo se le olvida al madridismo cobarde al día siguiente cuando el equipo vuelve a ganar tal y como viene sucediendo desde hace sólo 120 años. Es posible que al final sí que exista una vacuna eficaz contra el virus del madridismo cobarde, una natural y no de laboratorio. El antídoto se llama Florentino Pérez. Mientras él tenga las fuerzas suficientes y las ganas necesarias para continuar combatiendo esta guerra mundial Z que se desencadena cada tanto, el mejor club deportivo de la historia seguirá estando a buen recaudo. Después…