Todo comenzó hace casi un año, en San Mamés. En los cuartos de final de la Copa del Rey, el Real Madrid visitó al Athletic Club, que se llevó la eliminatoria gracias a un tanto de Berenguer en el minuto 89 de un partido intenso dentro y fuera del verde, con Vinicius como poste de alta tensión. El brasileño, que recibió un marcaje de Dani García al límite del reglamento y soportó numerosas provocaciones del jugador del Athletic y de más contrincantes rivales, así como de la grada, acabó desquiciado, que es justo lo que buscaba su oponente y la afición bilbaína, que le despidió con una pitada de época cuando fue sustituido a la hora de partido. Ahí hubo un antes y un después en la manera de tratar e intimidar a Vinicius en los campos de España. Noticia Relacionada real madrid estandar No Camavinga sale del cascarón: «Ha hecho un partido espectacular» Rubén Cañizares El francés firma su mejor partido de blanco como titular, y Asensio, Ceballos y Nacho vuelven a salirse No se puede pasar por alto una semilla que también se puso en el Camp Nou , en el clásico de octubre de 2021. Allí, un aficionado del Barcelona, presente en el estadio junto a su hijo menor de edad, le llamó en varias ocasiones macaco cuando el brasileño se dirigía hacia en banquillo por el fondo de una de las porterías, tras ser cambiado por Ancelotti. La Fiscalía, al no lograr los Mossos ni el Barça identificar a la persona que profirió esos insultos racistas, acabó archivando la causa. Las cámaras de televisión mostraban perfectamente la cara del sujeto, pero según las autoridades y el club catalán, al no ser un socio del equipo les fue imposible dar con él. Sirvan estos dos ejemplos como embrión de la barra libre que Vinicius soporta desde hace ya bastante tiempo y que, lejos de reducirse, ha ido en aumento hasta el punto de armarse un relato en el que la víctima se ha convertido en el culpable de los episodios xenófobos e irrespetuosos que recibe en cada partido que el Real Madrid ejerce de visitante, ya sea en Liga o Copa. Los últimos ejemplos están ahí, recientes y fresquitos: Valladolid, Villarreal, otra vez Bilbao, Vallecas y Metropolitano antes del Mundial… Vinicius es el saco de boxeo del fútbol español y tanto el jugador como el Real Madrid están cansados de que sea así. «Vinicius es un gran jugador y una persona muy sensible. Es verdad que todo el mundo le aprieta. Los rivales dándoles patadas, la afición rival, a veces el árbitro… La realidad es que hoy le han dado muchas patadas, como siempre, y le han sacado una amarilla. Él va a mejorar en este aspecto, pero hay que tener en cuenta que es muy joven y le están apretando sin sentido. A Vinicius es un jugador que le gusta jugar fútbol. A veces se desconcentra un poco, pero es muy joven. Yo lo quiero mucho y queremos que sea respetado un poco más por parte de todos», reflexionó Ancelotti el domingo noche en la sala de prensa de San Mamés. Allí, como hace un año en Copa, el delantero recibió entradas de todos los colores, con la connivencia de un colegiado que, además, le castigó con una amarilla, que no por ser merecida no deja una lectura perversa: el rasero para medir a Vini está muy lejos del que se le aplica a sus rivales. 92 faltas Ahí están los datos. Esta temporada, entre todas las competiciones, a Vinicius le han hecho una media de 3,5 faltas por partidos, siendo el futbolista de los cinco grandes campeonatos europeos que más entradas recibe. De hecho, en la Liga ha sufrido ya 56 faltas en 17 partidos, a más de cuatro por encuentro, y aún no ha terminado la primera vuelta. Datos que han establecido récords en los últimos partidos de los blancos. Tanto en Liga como en Copa, el Villarreal le hizo siete faltas, un número que también sufrió en el duelo de Vallecas. «Y estos datos obvian una evidencia, que es el elevado número de faltas que no le pitan», explican en el Madrid, resignados. Y es que Vinicius no sufre caza y captura cuando su equipo juega en Europa o se marcha con su selección. Ni en la primera fase de la Champions ni en el Mundial de Qatar, el brasileño fue amilanado por contrarios y aficiones rivales. Eso solo le sucede en España, de manera reiterada, injustificada, mientras él intenta una y otra vez hacer lo que mejor se le da, que es jugar al fútbol. Otra cosa es el relato, que le ha señalado como culpable en una lectura tan irreal como dañina.