Transita el Chelsea por terrenos pantanosos esta temporada. Nada que ver con la anterior, cuando se proclamó campeón de la Supercopa de Europa y del Mundialito de clubes tras ganar la Champions, además de llegar a las finales de la Copa inglesa y de la Copa de la Liga. Poco tiene que ver aquel club con el de hoy, que malvive desorientado en el medio de la clasificación en la Premier y lejos de los puestos europeos. En un limbo desde que las autoridades inglesas obligaron a Roman Abramovich a apartarse de la gestión. El ruso, líder espiritual del club para lo bueno y lo malo en las dos últimas décadas, acabó vendiendo la propiedad el pasado mes de mayo por 2.500 millones de libras (unos 2.840 millones de euros), el precio más alto jamás pagado por un equipo deportivo. Se marchó Abramovich y aterrizó Todd Boehly , cabeza visible del conglomerado estadounidense que se quedó con las acciones. Boehly prometió una inversión de 2.000 millones de euros adicionales en los equipos de la academia y en infraestructuras, pero donde de verdad ha metido mano es en la parcela deportiva. El verano pasado, autoproclamado también como director deportivo, sacó de la billetera 280 millones de euros. El central Wesley Fofana , por el que pagó 80 millones al Leicester, encabezó la partida de gastos. Cucurella, Sterling, Koulibaly, Chukwuemeka y Aubameyang reforzaron también al equipo dirigido entonces por Thomas Tuchel . No fue así por mucho tiempo. El alemán fue destituido en septiembre y Boehly encargó la gestión deportiva a Graham Potter. De momento, ni el juego ni los resultados acompañan. Pasó el Mundial y llegó el invierno, y con él nuevos refuerzos para una plantilla sobredimensionada y carísima. Badiashile (38 millones), Madueke (35) Andrey Santos (12,5), Datro Fofana (12), y Joao Félix (11 millones, solo en concepto de tarifa de préstamo al Atlético) acompañan a la gran inversión global: los 100 millones (70 fijos más 30 en variables) pagados al Shakthar por el ucraniano Mykhaylo Mudryk. También se ha asegurado para el próximo mes de junio al francés Christopher Nkunku, estrella del Leipzig. El gasto total roza ya los 500 millones, y la cifra aún seguirá aumentando. El ecuatoriano Caicedo, por el que podría pagar 74 millones al Brighton, podría ser el siguiente. Noticia Relacionada Fútbol estandar Si Caminero: «Lo que se dijo de mí y Simeone fue un bulo, siempre hubo buena relación» José Ignacio Fernández El exrojiblanco niega que tuviera un affaire con la exmujer del Cholo, al que fichó para el Atlético hace 11 años Así, a base de talonario, es como Boehly pretende cambiar el desnortado rumbo del club londinense, aunque desde fuera ya se empiezan a escuchar voces que señalan la dificultad que tendrá para cumplir el Fair Play financiero de la UEFA si todo este derroche no le da para alcanzar el objetivo de jugar la Champions la próxima temporada. Boehly no es un advenedizo. Criado en Maryland, de orígenes alemanes por parte de sus abuelos y campeón de lucha libre, se educó en una reputada escuela de finanzas y se hizo un nombre ganando dinero para un no menos prestigioso fondo de inversión. Luego montó su propio imperio, Eldridge Industries , que ha ido expandiendo por varios sectores, entre ellos el de los medios de comunicación. En el deporte se inició con una participación del 20 % en Los Angeles Dodgers , equipo de la liga de béisbol estadounidense. Luego, junto a Walker, también socio en el Chelsea, se hizo con un 27 % de Los Angeles Lakers . Siempre quiso entrar en el fútbol, y antes de hacerlo en el Chelsea lo intentó con el Tottenham. En pocos meses se ha convertido ya en un personaje de referencia en la Premier. Locuaz y sin filtro, al poco de llegar propuso la celebración de un 'All Star' entre los equipos del norte y el sur de la Premier y torneos a cuatro para decidir los descensos. De momento, sus ocurrencias hacen gracia, aunque si la deriva del equipo continúa es probable que empiece a ser visto como un problema. Con Abramovich el Chelsea ganó 21 trofeos, incluida la Liga de Campeones en 2012 y 2021. Resulta interesante elucubrar qué estará pensando el magnate ruso desde su retiro dorado.
