Hay un corredor en el Movistar que parece futbolista de la selección canarinha. El carioca Vinicius Rangel, quien comparte nombre con la célebre estrella del Real Madrid, es también en el equipo ciclista la alegría de la huerta. Es el único brasileño en la elite del ciclismo, pues sabido es que los deportistas habitantes de este país son, sobre todo, futbolistas. Hace seis años que un brasileño no habita en el pelotón, desde Murilo Fischer , y se pueden contar con los dedos de una mano. Mauro Ribeiro ganó una etapa en el Tour en 1991 y Vinicius Rangel quiere seguir su camino. Optimismo derrocha a raudales en la Vuelta a San Juan, donde habla con ABC. «Era muy malo al fútbol -cuenta-. Intenté ser luchador, hice jiu jitsu y taekwondo, un poco de todo, pero lo que me gustaba era el ciclismo. La libertad. Iba libre a la escuela, me encantaba de crío. Iba de mi pueblo, Cabo Frío, a la escuela en bici, 26 kilómetros. Mi primer entreno fue de cuatro horas con mi primo. Al día siguiente volví y ya me enganché para siempre. No tenía mucho apoyo, un técnico y sobre todo mi primo. Pero hoy aquí estamos, en el World Tour». Noticias Relacionadas estandar No ciclismo Sam Bennett estrena la Vuelta a San Juan José Carlos Carabias estandar Si ciclismo / entrevista Supermán López: «No creo que tenga complicaciones en el futuro, porque aquí estoy» José Carlos Carabias Con una mano delante y otras detrás, Vinicius construyó su sueño desde el exotismo de un país sin tradición en el ciclismo. «Estuve en los Panamericanos, cuarto en contrarreloj, y mi técnico me mandó a los Mundiales, sin mucho apoyo ni estructura. Fue el Mundial 2018 en Innsbruck, que Valverde ganó y Remco también (en sub 23). Antonio, el técnico brasileño, se puso en contacto con Unzué y me mandaron a hacer una prueba en el equipo de juveniles que tiene Alejandro Valverde». Con la estructura de Valverde conoció Murcia, donde vivió un par de años y donde pudo entrenar muchas mañanas con la famosa gruppetta del exciclista del Movistar. Con los colores del Valverde Team empezó a conocer los entresijos de su futura profesión, aprendió a ir a rueda, a gestionar esfuerzos, a interpretar el potenciómetro. Llegó la pandemia y el joven Vinicius lo pasó especialmente mal, solo en su piso de Murcia, sin posibilidad de comunicarse con gente para alguien tan sociable y que necesita la conversación. El ciclista cogió un avión y se marchó a su país sin saber si volvería a competir en un pelotón. Pidió prestadas bicis a amigos o conocidos para no perder el pulso y regresó a España cuando aflojó la pandemia. «Pasé luego al Teucro, un equipo amateur de Pamplona, y gané la Vuelta a Salamanca y la Vuelta a Salamanca», recuerda. En el Movistar seguían su estela, aconsejados Unzué y los técnicos por Valverde. El brasileño no se bajó de los diez primeros puestos en el final de la campaña 2021, acudió al Mundial de Flandes y logró un noveno puesto esprintando en el pelotón que peleaba por la medalla de plata. Unzué lo recultó para el Movistar profesional. Ahora que disputa carreras de nivel y lidera el pelotón de la Vuelta a San Juan en la primera etapa, Vinicius no olvida su esencia. El deseo de libertad. « Siempre he querido ser libre . Con 14 o 15 años me fui de casa, a otra ciudad, a Sao Paulo, y ya sabía lo que quería, ser ciclista. Viví con ciclistas, hice otros trabajos, albañil, repartidor de pan, camarero de playa, y aprendí lo que era trabajar de verdad, porque hasta entonces era una broma». Es la sonrisa del Movistar, un tipo feliz. «Yo practico el ciclismo por placer y no lo siento como un trabajo. Claro, todos tratamos de dar el máximo y llegar lo más lejos. En mi familia no hay ningún deportista, me gustaba la bici, pero no conocía a nadie. Ahora deseamos estar donde están los grandes». Vive en Torrent (Valencia) junto a otro ciclista compatriota y al profesional colombiano Sergio Higuita. En periodo de aprendizaje a sus 21 años, el carioca se define: «Yo soy más de clásicas, de carreras de un día, no soy escalador, pero me defiendo».