El Salón de la Fama del baloncesto abrió este sábado sus puertas a Pau Gasol, el mejor jugador español de la historia, el primer jugador español en recibir el honor. Hasta ahora solo dos técnicos españoles tenían su nombre inscrito en él: los legendarios entrenadores Pedro Ferrándiz y Antonio Díaz Miguel. Entrar en el club de las grandes figuras del del baloncesto, con sede en la cuna de este deporte, en Springfield (Massachusetts), donde James Naismith lo inventó a finales del siglo XIX con una pelota y una caja de fruta, es un honor solo para los mejores. Pero a Gasol no le hacía falta este reconocimiento: estaba entre ellos desde que se retiró. Solo hay cuatro jugadores en la historia de la NBA que pasaron de 20.000 puntos, 10.000 rebotes, 3.000 asistencias y 1.500 tapones. Son Kareem Abdul-Jabbar, Tim Duncan, Kevin Garnett y él. Ni el mejor de todos los tiempos, Michael Jordan, ni pívots muy dominadores, como Shaquille O'Neal, combinaron esos números (Wilt Chamberlain lo hubiera logrado de lejos, pero en su época no se contabilizaban los tapones). El pívot español invitó a otro jugador europeo legendario, Tony Kukoc, para que apadrinara su entrada en el Salón de la Fama. También lo iba a hacer el propio Abdul-Jabbar -«mi amigo y ejemplo a seguir», le calificó Gasol-, pero la estrella histórica de los Lakers de Los Ángeles -el equipo en el que el español logró sus grandes éxitos en la NBA- no pudo asistir, enfermó a última hora. »Si me hubieran dicho cuando era un niño, en un sitio pequeño, Sant Boi de Llobregat, que un día no solo conocería a Tony Kukoc sino que él me presentaría en el Salón de la Fama, no lo hubiera creído», dijo al comienzo de su discurso. Noticias Relacionadas estandar No Pau Gasol será el primer jugador español en el Salón de la Fama del baloncesto Javier Ansorena estandar No Baloncesto «¡Gracias, Pau!»: los Lakers encumbran a Gasol a su olimpo de leyendas María Estévez El reconocimiento era solo una consecuencia lógica de su carrera. Gasol se retiró en 2021 con una hoja de servicio impresionante -dos anillos de la NBA con los Lakers, seis apariciones en el All-Star, campeón del mundo con España, dos platas olímpicas, tres veces campeón del EuroBasket, infinidad de medallas más en torneos internacionales- y con momentos que ponen la piel de gallina solo al recordarlos: el mate en la cara de Garnett cuando solo era un 'rookie' imberbe recién llegado a la NBA; cómo llevó a España en volandas al oro en el Mundial de Japón, pese a la lesión que le dejó sin final; el contraataque pasándose el balón por debajo de las piernas, con 2,16 de estatura, acordándose de Magic Johnson; el salto inicial del 'All-Star' de 2004 con Marc Gasol, la primera vez que dos hermanos comparecían en el partido de las estrellas; la semifinal épica en el Eurobasket de 2015, cuando se merendó con 35 años a una Francia que parecía imparable; o el séptimo y último partido de las finales de la NBA de 2010, cuando la estrella de los Lakers, Kobe Bryant, flaqueó y él sacó cabeza y entrepierna -sus dos grandes armas- para imponerse a los Celtics, con 18 puntos, 19 rebotes, 4 asistencias y 2 tapones. Bryant tuvo, como era de esperar, un lugar de excepción en el discurso de Gasol. «No estaría aquí si no fuera por ti, hermano», le dedicó, mirando al cielo, y la emoción se propagó en todo el auditorio. Bryant, fallecido con una de sus hijas, Gigi, en un accidente de helicóptero en 2020, fue la persona que «mejoró mi juego más que nadie, me enseñó lo que se requiere para ganar en el máximo nivel, me enseñó lo duro que hay que trabajar y la mentalidad que hay que tener para ser el mejor»; dijo. «Nada me gustaría más que tú y Gigi estuvierais hoy aquí. Te echo de menos y te quiero», añadió antes de agradecer a Vanessa, la viuda de Bryant, su presencia en el acto. El reconocimiento a Gasol se enmarca dentro de una evidencia: la NBA se ha rendido al baloncesto internacional. Los jugadores foráneos dejaron de ser hace mucho una rareza destinada a papeles secundarios. Ahora son el foco. Joel Embiid, el último MVP de la liga, es de Camerún. Nikola Jokic, serbio, lo ha sido con anterioridad y este año fue el gran responsable de que los Denver Nuggets ganaran por fin un anillo y su gran escudero, Jamal Murray, es canadiense. Por no hablar de Giannis Antetokounmpo, MVP en 2019 y 2020 y campeón en 2021. O de Luka Doncic, esloveno formado en Madrid, sensación desde que aterrizó en la liga. La internacionalización a marchas forzadas de la NBA se vio también este sábado en Springfield. De los cuatro exjugadores de la NBA que entraban en el Salón de la Fama, tres -Dirk Nowitzki, Tony Parker y el propio Gasol- son extranjeros. Gasol quiso incidir en este aspecto, y homenajeó a los pioneros europeos en la NBA. El primero del que se acordó fue de Fernando Martín, un gesto bonito. Pero también de Drazen Petrovic, Sarunas Marciulionis, Arvidas Sabonis o Vlado Divac. Él formó parte de una segunda generación, con Nowitzki, Parker o Manu Ginobili, que asentó la presencia extranjera en la liga. Gasol no paró de repartir gracias en sus palabras. Las más profundas, a su familia. Sus padres, ambos aficionados al baloncesto. Su hermano Marc, con quien se partió la cara desde niño, una competencia en la que ambos crecieron. Su hermano más pequeño, Adrià. Su mujer y sus hijos, que trasteaban en la ceremonia. «Nadie ha contribuido más que ellos en que yo esté aquí». Pero se acordó de todo el mundo. Desde lo que le decía su entrenador de cantera en Cornellà, hasta las enseñanzas de técnicos de leyenda como Phil Jackson o Gregg Popovich, también con butaca desde ayer en el Salón de la Fama. Y, por supuesto, de 'La Familia', sus compañeros y técnicos en la Selección, donde se ha cubierto de gloria muchos veranos. «Para mí, representar a mi país ha sido algo muy, muy importante», dijo. «Ha sido un privilegio». En su despedida, Gasol, implicado en diversas causas sociales desde la creación de su fundación en 2013, dejó claro que su partido no se acabó cuando colgó las botas. «A los que se les da mucho hay que exigirles mucho», dijo. «Estoy comprometido a trabajar para mejorar el mundo. Y os animo a todos para encontrar maneras de que unamos esfuerzos, como un equipo, para que nuestro impacto sea mucho mayor».