Buena parte de las opciones de España para sacar Medalla en los Mundiales de Budapest, al margen de la marcha, venían del 1.500. Muchas de ellas se vinieron abajo en la primera de las dos semifinales, que dejó fuera de forma sorpresiva tanto a Mohamed Katir como a Adel Mechaal, sin fuerzas para pelear en el esprint y lejos de meterse entre los seis primeros puestos que daban acceso a la final. Noticia Relacionada Atletismo estandar No Noah Lyles se impone en un 100 desprovisto de referentes Javier Asprón El estadounidense, favorito también en el 200, ganó en 9.83 una final sin los actuales campeones mundial y olímpico, Kerley y Jacobs, eliminados en semifinales Tras cruzar la meta ambos permanecieron sentados sobre la pista mirando al monitor. Destartalados. Incrédulos. Sus nombres aparecían noveno (Mechaal) y décimo (Katir). Un sinsentido. Su semifinal la lanzó el keniata Abel Kipsang, con Katir siempre en los primeros puestos y Mechaal algo más retrasado. A falta de dos vueltas, el muleño intuyó que la final iba a estar cara, e intentó acercarse a la cabeza, donde también asomaba el estadounidense Yared Nuguse. Katir llegó al último 'doscientos' igualado con los dos líderes, y con Mechaal remontando, pero ambos se quedaron sin las fuerzas suficientes en la recta de meta, donde acabaron claramente superados y engullidos. Hubo caras largas en la zona mixta, por la que Katir pasó a toda velocidad y sin ninguna gana de dar explicaciones. Sí lo hizo Mechaal, que culpó de su eliminación a haber tenido que cortar su preparación para llegar bien al Campeonato de España , disputado el fin de semana del 29 y 30 de julio pasado en Torrent, y en el que él ganó. «Tanto Katir como yo hemos llegado tostados», reveló el catalán. «El resto de atletas, salvo los keniatas, no han tenido que someterse a esos trials». Pero en Torrent también estuvo Mario García Romo, que sí superó la segunda semifinal, un poco más lenta que la anterior y en la que compartió pista con Jakob Ingebrigtsen. El salmantino corrió de maravilla y se clasificó sin dificultades acabando cuarto (3:35.26). «Para la final no hay otro objetivo que luchar por las medallas e intentar ganar. Ahora soy el único español, así que intentaré dejar el pabellón alto». Ingebrigtsen, por su parte, se permitió el lujo de jalear al público en mitad de la recta de meta, jugándose el pase. Un gesto de superioridad o soberbia, según a quien se le pregunte. En la final de salto de longitud brilló Fatima Diame, que se quedó a seis centímetros de la medalla de bronce (6,82, igualando su mejor marca). Acabó sexta con ese brinco. Tessy Ebosele , con 6,62, se clasificó octava, también con puesto de finalista.