Impulsado por el inquebrantable espíritu de la ilusión que más bien ha roto en irreverencia en el último tramo de la temporada, el Real Betis se ha convertido en un escalador en el momento crítico. Ha coronado varias cumbres, entiéndase partidos, y algunas hasta impensables a juzgar por cómo se fueron desarrollando, dándole la espalda y obligándolo a un esfuerzo descomunal con la ayuda extra de los hados. Todos se confabuló para que ganara en San Sebastián en la prórroga , que alcanzó tras remontar doce puntos; y para que San Pablo estallara de satisfacción después de que Joaquín Rodríguez frotara la lámpara y lograse, a 3,6 segundos del final, una de las canastas de la temporada. Una victoria del valor de un lingote de oro ante el Real Valladolid que lo emplazó momentáneamente en el noveno rellano de la tabla, del que fue relegado por el pujante Fuenlabrada , otro que ha presentado sus credenciales esprintando de un modo ciertamente inesperado: sus seis victorias seguidas lo convierten en el favorito para sellar el último billete del play off. Esa condición no descarta de la puja al Betis, que sigue ahí, llamando a la puerta, esperando el resbalón del equipo madrileño. No lo tienen fácil los verdiblancos. Restan dos jornadas y sus cuentas pasan por sumar una victoria más que el Fuenlabrada porque, de lo contrario, la temporada quedará finiquitada el viernes 10 de mayo, cuando el Betis reciba al Cáceres Patrimonio de la Humanidad, ya descendido. A igualdad de triunfos, como ahora, el Fuenlabrada le arrebata al bloque de Savignani el noveno puesto al tenerle ganado el duelo particular (+9, tras el 1-1 en los dos enfrentamientos de la temporada). No avalan al Betis las matemáticas en ese cruce y de ahí parten sus complicaciones. Un jeroglífico que aspira a resolver en estos dos partidos localizando la llave que le abra la puerta de acceso a la eliminatoria de cuartos. Un sueño por el que esta plantilla, ajena a todo el ruido externo e interno que lleva soportando toda la campaña, se ha conjurado para dejar el listón lo más arriba posible con independencia de qué futuro le depare al club. Eso, desagraciadamente, no está en sus manos. Les corresponde a otras personas que han hecho muy poco esta temporada para apoyar al equipo en los momentos críticos y de incertidumbre que ha vivido. Que han sido muchos. Ahí permanece, después de todo, con la opción de la novena plaza aún abierta en la víspera de la visita de este sábado al Hestia Menorca . Un recién ascendido que, con Javier Zamora a los mandos, se lo ha ido creyendo, sumando victorias que han llenado la barra energética de su confianza. De estar embarrado en la zona baja, a este salto de calidad que lo ha colocado con catorce victorias a la estela del Fuenlabrada y el Betis . Del encuentro de la primera vuelta ha pasado una eternidad. El Betis se lo llevó por 31 puntos y con este buen botín hay que jugar si no se puede ganar porque tendría mucho peso en el caso de los triples empates. Una final en Mahón Por motivos obvios, los de Savignani afrontan en Mahón el encuentro más importante de la temporada . Llámenlo final o criba, tanto da. Tres horas después del pitido inicial en el Pavelló Menorca, en el Coliseum burgalés comparecerá el Fuenlabrada ante un rival que busca el ascenso directo. Será una jornada trascendental y en cualquier caso no estará seguro exenta de emoción sino todo lo contrario. Permítase el tópico, pero el Betis tiene que ponerse el mono de trabajo y llenárselo de grasa si quiere escapar de Menorca con una sonrisa. El destino le ha puesto por delante otro examen de suma exigencia. Los baleares se han impuesto en cuatro de las últimas cinco jornadas, tres de ellas fuera de casa. En Melilla, Castellón y Burgos, donde vencieron a ese Tizona de Diego Ocampo (83-88) que, como el Betis comprobó en sus carnes no hace mucho, parece inabordable en su pista. No fue territorio vedado para este Menorca al que caracteriza su impecable trabajo defensivo como rasgo más distintivo: sólo encaja 76 puntos por partido. Es la segunda mejor defensa de la categoría. Su pieza clave es Clevin Hannah , base estadounidense con pasado ACB, muchos kilómetros en las piernas y capacidad para anotar y generar juego. El norteamericano conforma la columna vertebral junto a dos pívots que conocen el oficio y son tan competentes como productivos: Stevic y Arteaga . Tipos curtidos que hicieron hace muchos años la mili en la Liga Endesa y hoy, aún, pueden ser determinantes en la LEB Oro. Ojo también a Demers y la capacidad triplista de Pol Molins y Álex Tamayo, elementos de la rotación que añaden otros registros al engranaje. LEB Oro Ficha de la previa Hestia Menorca: Hannah (1,79, 11); Demers (1,86, 21); Alderete (2,02, 1); Golden Dike (2,08, 10); Stevic (2,08, 17) -posible quinteto inicial-; Álvaro Sanz (1,91, 4); Lo (2,06, 7); Pol Molins (1,96, 15); Stoilov (2,08, 17); Tamayo (1,94, 67); Arteaga (2,12, 77). Real Betis Baloncesto: Faggiano (1,88, 3); Joaquín Rodríguez (1,94, 14); Dedovic (2,03, 16); Almazán (2,00, 10); DeBisschop (2,06, 44) -posible quinteto inicial-; Polanco (1,93, 4); Hanzlik (2,00, 8); Domènech (2,08, 12); Berzins (2,13, 24); Kuksiks (2,00, 33). Árbitros: Lema Parga, Muñoz García, Calvo Aceña. Hora y TV: 17.00 (app LaLiga Plus, premium, de pago). El aditivo de la ilusión Por sus características, es un equipo que se le puede atragantar a cualquiera. Y con el empuje de su afición, en un día tan importante, no se sabe cómo puede reaccionar. Para el más complejo de los escenarios debe estar preparado al Betis, que lleva dos victorias seguidas sin estar excesivamente fino. Nunca arroja la toalla este equipo, que debe trabajar en el rebote ante un rival que genera muchas segundas oportunidades. Joaquín Rodríguez y Polanco son los elementos diferenciales de este Betis que se ha sobrepuesto a todo y necesita la energía de escuderos como Berzins, Hanzlik, Domènech o el propio Almazán para el abordaje de este penúltimo puerto de montaña de la fase regular. En Menorca se pone en juego, no ya una victoria, sino algo mucho más importante: la ilusión . El intangible que ha funcionado como aditivo anímico para que el corazón del Betis Baloncesto siga bombeando en la persecución del play off de ascenso. Un tesoro para un equipo sufriente que no se resigna y vuela sobre la alfombra del optimismo.
