Javier Avilés regala caramelos
Cuando Javier Avilés levantó la cabeza, aquél era un espacio yermo en el que habitaba la nada. Sólo el césped de un mojado estadio de Santo Domingo donde el Leganés, su Leganés, perdía por 1-0 bordeando ya el descanso y la desesperación. Caer era un lujo que ni él ni sus compañeros podían permitirse. Con …
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