La receta de las tabernas más antiguas de España para sobrevivir al Covid
Murillo pintó con vino blanco de El Rinconcillo la peste bubónica de sus tres hijos perdidos. Cuenta la leyenda que mientras Sevilla se espulgaba por sus callejones y los carros de los muertos soltaban las carnes agusanadas en las fosas de las plazas, el pintor intentaba sortear las ratas de la epidemia de taberna en taberna. En 1649 la ciudad se dio una pátina de grisura que se agarró al pincel de Bartolomé hasta que en una antigua casa próxima a la mezquita de Al-Mukarram comenzó a zapatear el aceite en los peroles. Читать дальше...