El fin del trabajo como religión
Es finales de agosto y eso significa que muchos españoles están a punto de participar en el gran ritual nacional de penar por todos los rincones de las casas porque se terminan las vacaciones. Las viviendas, además, parecen otras después de pasar días fuera. Lucen más tristes, grises, mohínas. Hay un hedor a rutina instalado en la nevera y en el cajón de los tuppers. Los armarios tienen un poso de polvo y de costumbre muy alejado de la excitación vacacional.
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