Poca gente esperaba, tras un gran primer tiempo, que el Barcelona acabase sufriendo para alcanzar las semifinales de Copa. Mereció ganar por más goles a una Real que se resistió a entregar la cuchara pese a jugar con diez alrededor de una hora, por expulsión justa de Brais Méndez. Dembélé fue la fantasía, el puñal, la energía y la pólvora de un buen Barça. Arruinó la noche primero a Diego Rico y después a Aihen y resolvió con un gol tras acción en profundidad con chut inapelable a la red. Y, cuando todo parecía sentenciado... Читать дальше...