La plaza de las batallas de salón
El torero es un héroe frente a la muerte, y el que aspira a ser torero tan sólo un héroe al que no le han dejado probar su valor. En los años cuarenta, los toreros eran héroes que toreaban su propia hambre y los de hoy a los más cainitas de los nuestros, a aquellos que se creen que la calle es suya y no toleran que alguien pise o piense distinto. «Nos han llamado diciendo que hay un trastornado en la plaza», le dijeron los agentes a un chaval de Salamanca que estaba pegando pases con la muleta en una plaza tranquila de Valladolid. Читать дальше...