Una película que mira la península desde muy arriba, desde los ojos de un águila real, protagonista de este documental que recorre de norte a sur la geografía española. Es decir, es una especie de documental ‘road movie’ cuya intención es descubrir la enorme riqueza de la fauna y flora. Tiene el armazón clásico de este tipo de trabajos, a los que su director, Arturo Menor, le ha dedicado cantidades ingentes de paciencia y tiempo en su filmografía; clásico en el sentido de que la imagen busca la sorpresa del espectador, encuentra momentos peculiares, graciosos, dramáticos entre animales conocidos y otros de los que no sabíamos si tienen cuatro o más patas, y se explica con una voz en off.
Gran parte de la trama se desarrolla en el aire y, junto al águila, aparecen aves de todo tipo y tamaño, rapaces, carroñeras, invisibles como el urogallo, madereras, pescadoras o en peligro de extinción como el sisón. Esta trama aérea le obliga a Arturo Menor al exceso de vista a ojo de dron, pero también baja la cámara a ras de tierra y debajo del agua de los ríos para meter en su cuadro osos, lobos, dehesas, nutrias e infelices pececillos, conejillos y ranas, que son la oferta de ese supermercado que es la vida en la naturaleza.
Valoración de ABCPlay
Oti Rodríguez Marchante
Todo lo que vemos se le oye también a un narrador, cuya principal misión (además de decirnos que el sisón es un sisón y el jilguero, un jilguero) es construir una historia y alertarnos de los peligros no naturales que también hay allí, en el campo, como las torres eléctricas, el veneno trampa y otras respuestas humanas a la presencia de animales; es decir que cumple una función ecológica y atenta a la biodiversidad. Hay, si uno tiene ojo de águila, algún pequeño desajuste (o reajuste) visual o sobreimpresión trampa con el fin de que el discurso narrativo tenga intriga, peligro y sentimiento, pero lo importante es que te deja ver lo que desde tu terraza ni sospechas.