El primer debate no provoca el cara a cara entre Antonio Muñoz y José Luis Sanz

Se estrenaban Antonio Muñoz y José Luis Sanz en un debate electoral junto a los otros cuatro candidatos a la Alcaldía de las fuerzas políticas con representación actual en el Pleno. El duelo, directamente, no existió, pese a los reproches mutuos. Prácticamente, los dos utilizaron sus tiempos para interpelarse sin llegar jamás a generarse un cara a cara por dos motivos. Primero, porque el formato de un debate con seis participantes encorseta de forma excesiva las intervenciones y las reduce a la propaganda de los mensajes llenos de tópicos, frases hechas y muy lejos del ingenio retórico que se le debe presuponer a un político. Y, segundo, porque también así los dos candidatos principales se sentían más cómodos en una batalla para ellos nueva en estas lides. Muñoz, con un perfil bajo, reconociendo errores de gestión y señalando en varias ocasiones frases que recordaban a la famosa «que no estamos tan mal, oiga», de Laporta. Y Sanz, hierático, pintando un panorama de ciudad tercermundista que no funciona en nada. El debate estuvo organizado por el Club de Debate de la Universidad Pablo de Olavide, en cuyo paraninfo se dieron cita, además de los candidatos del PSOE y del PP, Miguel Ángel Aumesquet (Cs), Sandra Heredia (Adelante), Susana Hornillo (Podemos) y Cristina Peláez (Vox), que fue la única que participó en la última campaña electoral. Dos alumnos miembros de este foro universitario, Samuel Chacón y María Casquel, moderaron las intervenciones, que tuvieron -además de primer y último minuto de los candidatos- tres grandes bloques de discusión: infraestructura, patrimonio y sostenibilidad; juventud; y futuro y modelo de ciudad. Cada candidato contó con cuatro minutos de intervención, impidiendo así el cara a cara que suele sacar a relucir las carencias y virtudes, relegando a cada candidato a un tiempo para sus proclamas prescritas. Luego estuvo el público, que llenó el paraninfo, y que en ocasiones pareció más cerca de la candidata de Adelante que del PSOE, ovacionando cada intervención de Heredia y que levantaba el murmullo y hasta el abucheo cada vez que intervenía la «señora de Vox», como en varias ocasiones le refirió el moderador, que no cesó en ningún momento de pedir a los asistentes que interrumpieran fuera la dirección que fuera. La saturación turística Muñoz jugó el papel habitual del que gobierna. Frenar los golpes, adoptar un tono moderado y resaltar lo hecho y por hacer. No es que se le viera nervioso, es que el alcalde no tiene el perfil político que le permita bajar al barro. Se limitó a despejar balones desarrollando una frase que repitió en varias ocasiones de distinta manera: «Abandonen ya esa foto fija de hace cuatro años, que aquí han cambiado las cosas». Se arrogó la puesta en marcha de las infraestructuras que son potestad de otras administraciones, y que otros candidatos le reprocharon por no ir a Moncloa o a San Telmo a reclamarlas. Sin embargo, donde recibió todos los golpes fue en sus políticas que han atraído al turismo de forma masiva hasta el punto de reconocer que «hay que gestionarlo de otra manera» -ocho años después de liderar él esa delegación municipal y la propia Alcaldía- aunque «tampoco hay que satanizarlo». De izquierda a derecha, el resto de candidatos atacaron al alcalde por el asunto del turismo invasivo. El más duro, José Luis Sanz: «Ha convertido el casco histórico en un parque temático, no cabe ni un apartamento turístico más con las 45.000 plazas creadas desde que comenzó como delegado de Urbanismo». Y sentenció: «Usted dejará cuatro herencias: es el alcalde que se cargó los túneles de la SE-40, el que permitió los mamotretos de la Palmera, que dejó una de las ciudades más sucias de España y el que nos deja como única industria el turismo». No fueron más benévolos en este asunto Heredia y Hornillo , que coincidían en frases hechas, en arrogarse el feminismo («necesitamos una ciudad feminista», se llegó a escuchar) como salvación y en la defensa de los barrios más desfavorecidos por encima del sambenito que pesa sobre ellos de los enganches ilegales y la okupación que sacó a relucir Cristina Peláez y por lo que llegó a ser abroncada. El mismo discurso, de dos formas distintas y por separado. Así concurrirá la extrema izquierda a las municipales. Ambas, la candidata de Podemos y la de Adelante, mostraron su preocupación por la deriva del turismo. Esta última llegó a prometer una moratoria de cuatro años en la concesión de licencias para evitar que se pierda la identidad de la ciudad, a lo que Muñoz respondió que aquello debía pasar por la aprobación de la Junta de Andalucía de la declaración de zonas saturadas, como el caso del barrio de Santa Cruz. Balones fuera. Hornillos, mezcló el turismo con los barrios pobres: «Sevilla sufre de estrés turístico y eso revierte en la brecha de desigualdad, porque los beneficios se quedan en pocas manos, no se distribuye». «Hay que impulsar tasas turísticas finalistas y un sello de calidad para establecimientos que respeten los derechos laborales», añadió Hornillos. El debate se iba por las ramas, cuando el candidato Miguel Ángel Aumesquet (Cs), que utilizó en inmumerables ocasiones la palabra «bipartidismo», dejó una frase para el recuerdo: «Saquemos a los políticos del Ayuntamiento y pongamos a profesionales». El candidato de la formación naranja lleva a 31 independientes en la lista. Al mal tiempo, buena cara. Entre tópicos de «coches de alta gama» o «izquierda de caviar» de los candidatos más populistas, Aumesquet llevó moderación al debate, a veces alineándose con Sanz y otras dialogando amistosamente con Muñoz a micro abierto. Su idea de crear un modelo de ciudad metropolitana , con una sola compañía de aguas, un solo servicio de parque de bomberos y una policía metropolitana, además de la redistribución de los distritos, fue de las propuestas más novedosas que se escucharon durante el debate, junto a la que lanzó sobre la formación de empleos necesarios como soldadores y hosteleros bajo la tutoría de empresas y como medida para salir de la pobreza en algunos barrios, «frente a la caridad y la subvención». La vivienda y la nueva ley Al ser un debate organizado por y para los jóvenes, el acceso a la vivienda centró una buena parte de las intervenciones. José Luis Sanz atacó a Antonio Muñoz y a su promesa de crear 1.500 VPO: «Usted ha entregado cero». A lo que el alcalde, en su turno, interpeló: «Señor Sanz, usted hablando de vivienda pública, y acabamos de aprobar una ley (en las Cortes) que garantiza más suelo para los jóvenes que es la mejor manera de aumentar la oferta, porque lo demás es cuento chino. Como senador, ¿qué votará?» . La respuesta del candidato popular se hizo esperar varios minutos, a su turno de intervención: «Voy a votar que no porque no aporta ni una sola medida que vaya a mejorar la oferta de alquiler en nuestra ciudad». La candidata Susana Hornillo se arrogó la nueva ley : «Me alegro que saques pecho -dirigiéndose a Muñoz- que nos ha costado tres años, Cuando las fuerzas progresistas se unen consiguen medidas valientes y transformadoras». Y lanzó su propuesta en materia de vivienda: «No hace falta construir más vivienda, el problema es que no se puede acceder a lo que hay y no hay manera de independizarse». La limpieza El otro gran bloque que se trató fue el de la suciedad. Cristina Peláez le espetó que el alcalde es «el campeón de la suciedad mugrienta e insalubre en la que nos tiene sumidos» y preguntó a Muñoz, después de prometer nuevas políticas para mejorar este aspecto de responsabilidad municipal: «¿Por qué no las ha hecho en este año y medio». Aquí tomó el testigo -cuando le tocó- el candidato popular. «Quien no sabe gestionar la limpieza ni la seguridad ni el día a día , que falla en lo más básico como es limpiar, los aparcamientos o el tráfico; ¿cómo nos va a hablar de futuro? Hace un año y medio que tomó posesión y reconoció que la ciudad estaba sucia. ¿Qué ha hecho usted en Lipasam en este tiempo». El alcalde, que es consciente de que por este flanco tiene todas las de perder, quiso explicarse: «He reconocido que Sevilla puede estar más limpia. He contratado personal, invertido en maquinaria y cuando Sevilla esté más limpia, que lo conseguiré... ¿cuál será el mantra, señor Sanz? ¿Ese es vuestro modelo de ciudad?». 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