Little Richard, la 'drag queen' del blues que volvió loco al rock'n'roll
En 1949, cuando tenía diecisiete años, Little Richard ya era conocido en Macon (Georgia) por subirse a las tablas en mitad de los conciertos de los artistas locales, que asistían atónitos a la 'invasión' de escenario y no les quedaba otra que dejar que aquel muchacho se lanzase a improvisar sin pedirles permiso. El futuro héroe del rock'n'roll tenía algo especial, sabía enardecer al público y parecía no tener límites para ser el centro de atención. Pero un buen día quien se quedó perplejo fue él, al asistir al espectáculo del Doctor Nobilio, un vidente que iba ataviado con una capa roja y amarilla y un turbante y agitaba una varita mágica para dar vida al 'Hijo del Demonio', un muñeco espantoso con forma de bebé con cuernos y garras. El pequeño Richard ganó unos cuantos dólares cantando para atraer gente al show de Nobilio, y éste, convencido de que su 'ayudante' podía ser una estrella, le convenció para que saliese por primera vez de la ciudad como miembro de la gira del 'Medicine Show' del Dr. Hudson, un tipo que recorría los pueblos del sur vendiendo aceite de serpiente como bálsamo contra diferentes enfermedades. Ahí fue cuando Little Richard cantó por primera vez el 'Caldonia' de Louis Jordan, en una incendiaria interpretación que cautivó a otro artista, Sugarfoot Sam, quien lo contrató para girar por el estado con un show de variedades en el que participaban varios cantantes y bailarines de ambos sexos. Una vez una de las chicas faltó al espectáculo, y para sustituirla, Sam decidió vestir a Richard con un vestido rojo de mujer, le puso maquillaje y las uñas pintadas y bautizó su creación como Princess LaVonne. Fue la primera vez que ejerció de 'drag queen', y el caso es que el autor de 'Tutti Frutti' fue tan aplaudido que siguió transformándose tanto en el resto de la gira como en sus actuaciones con otros proyectos que vinieron después, como King Brothers Circus, los Tidy Jolly Steppers o L.J. Heath Show. Noticia Relacionada estandar No Las favoritas de Bob Dylan en 'Filosofía de la canción moderna' ABC El Nobel de Literatura repasa la cultura del siglo XX a través de 66 canciones de artistas como Elvis Presley, Little Richard, Frank Sinatra, The Clash o Willie Nelson, entre otros Tal como se cuenta en la nueva biografía 'La extraordinaria vida de Little Richard' de Mark Ribowsky (Libros Cúpula), en esa época el cantante y pianista se sumergió en una suerte de lumpen proto-rockero donde abundaban las drogas y el sexo desenfrenado, y en el que encontró el hábitat perfecto para dar rienda suelta a unos instintos que había estado reprimiendo durante años, desde que era un crío. «Los otros niños me llamaban maricón, nenaza, capullo, monstruo. Me decían de todo», recuerda Richard, no sin reconocer que ya entonces «sabía que no era como ellos», y que tuvo sus primeros escarceos con la prostitución antes incluso de la adolescencia. «En Macon, los jóvenes negros esperaban en una esquina a que vinieran los blancos para recogerlos con el coche y llevarlos al bosque, donde tenían relaciones sexuales con ellos con la esperanza de que les dieran dinero», escribe Ribowsky. «En una cultura en la que los linchamientos eran práctica común y los carteles de 'blancos ' y 'de color' colgaban de las puertas de los restaurantes, algunos chicos negros se sometieron a este tipo de comportamientos como medio de supervivencia. Richard fue uno de ellos». A finales de los años cuarenta, Richard ya era un artista 'drag queen' a tiempo parcial bastante conocido en la zona. Y aunque intuía que así no podría llegar muy lejos, entendió que travestirse en espectáculos musicales ambulantes era su única forma de salir de Macon y visitar las grandes ciudades de Georgia y Alabama. Así ganó el suficiente dinero y entabló los suficientes contactos para acometer su transformación definitiva. Ya no será más una 'drag queen': sería Little Richard, «el rey del blues... ¡y la reina también!», como se presentó en Houston en 1954, ya como líder de The Upsetters, un grupo en el que no había travestismo pero sí una estética abiertamente gay. «Así podíamos tocar en los clubes de los blancos», recuerda Richard, «porque al vernos como chicos gays no nos consideraban una amenaza, ya que el público no nos miraba como a unos chicos negros que pudieran gustar a sus mujeres». MÁS INFORMACIÓN Little Richard, «el marica rico» que revolucionó el rock y terminó condenando la homosexualidad La visión de la mujer en la escena, aun siendo ensombrecida intencionadamente por la industria musical, tenía representantes empoderadísimas como Sister Rosetta Tharpe -quien de hecho contrató a Richard como telonero en 1947-, pero la forma en que Richard pudo liberar sus instintos al expresarse a través del rock'n'roll fue el condimento definitivo, la salsa transgresora y salvaje que volvió loco al género para convertirlo en el ritmo de moda durante décadas. Así lo sentenció Brian Wilson de los Beach Boys, cuando falleció en 2020: «Hubo otros pioneros que nos enseñaron muchas cosas, pero Little Richard... simplemente nos enseñó a rocanrolear».