Lorca recupera su alondra robada, una réplica exacta de la original, nueve meses después
La alondra de cobre desapareció de las manos del poeta el 1 de agosto de 2022. Las palmas de Federico García Lorca han estado vacías desde entonces, o decoradas con claveles rojos, esperando a que volviera el pajarillo al que animaban a volar. Nueve meses después, el artista granadino inmortalizado en la plaza de Santa Ana recupera el animal cuya simbología no pone de acuerdo a los expertos. Este jueves, a partir de las 11.30 horas, el Ayuntamiento de Madrid instalará una réplica exacta de la original. Después de que la estatua de Lorca se vandalizara , las hijas de su escultor, Julio López Hernández, ayudaron al ayuntamiento a reponerla. Esperanza y Marcela López Parada informaron al Área de Cultura de que guardaban una alondra, una pieza en resina de poliéster de su padre, fallecido en 2018. A partir de ahí comenzaron los trabajos. Primero, el positivado en cera desde el molde, posterior corrección de imperfecciones e integración de piezas. A continuación, se ejecutaron los moldes cerámicos y se fundió la pieza en bronce, con un repaso posterior para borrar cualquier defecto. Este jueves, la soldadura de la alondra se realizará 'in situ' en el monumento, en la plaza de Santa Ana, a las puertas del Teatro Español. Fue el director del teatro, Miguel Narros, quien solicitó al Ayuntamiento de Madrid la colocación de una estatua de Lorca al cumplirse el cincuenta aniversario del estreno de 'Yerma', la popular tragedia del escritor. El escultor Julio López Hernández se puso manos a la obra entre 1984 y 1986. La figura completa, un Federico García Lorca de tamaño natural y en traje de chaqueta, estuvo instalada en el cuartel del Conde Duque durante diez años, hasta que terminaron las obras en la plaza de Santa Ana. Noticia Relacionada estandar No Vandalizan la estatua de Lorca frente al Teatro Español y arrancan la alondra ABC La Dirección de Patrimonio encargará una réplica si el ave no aparece tras el robo Una vez la alondra regrese a las manos del poeta, quedará una última fase: cubrir el ave de una pátina especial que iguale su acabado y los tonos con el resto de la escultura. Y Lorca volverá a estar completo. Su pierna derecha ligeramente retrasada para dar sensación de movimiento. Su cuerpo sobre un pedestal de granito con una lápida de caliza en la parte frontal. La inscripción en la base que recuerda al autor fallecido, Julio López Hernández. Y en sus manos, por fin, la alondra a punto de volar, preparada para posarse en lo alto del Teatro Español.