Cuando en Toledo fuimos los mejores y, además, conquistamos Nueva York
Los chavales del instituto Juan de Lucena de La Puebla de Montalbán viven tan tranquilos sin saber que su profesor Juan Carlos Montero (San Pablo de los Montes, 1961) fue atleta de los buenos y que un domingo de otoño de finales de la década de los 80 consiguió algo único, todavía no superado por ningún español: se echó a las calles de Nueva York y quedó quinto en el maratón. «No lo conocen, entre otras cosas, porque tampoco lo voy contando», dice cómplice. Antes de eso, su compañero de fatigas Juan Francisco Romera (Bohonal de los Montes, 1960), de «carácter aventurero» y ya prejubilado, se enroló en un marino mercante. Y lo explica: «Quería experimentar cosas que había leído y hasta que no lo hice no paré. Sin embargo, era muy duro. Había semanas en las que ni siquiera veíamos tierra. En los barcos hay gente a la que le da por la droga o el alcohol. Yo encontré la libertad en correr por la cubierta». Montero y Romera, junto con José Luis Díaz Toledo , Francisco Pastor y José Ruano , protagonizaron una gesta increíble, que parece ciencia ficción: representar a un club de un pequeño pueblo de Toledo y ganar por equipos la carrera más prestigiosa del mundo. Los cinco integrantes del San Pablo Rodper 'La Madre del Cordero' cruzaron la meta entre los 50 primeros. Ocurrió el 6 de noviembre de 1988. Ahora un documental muestra la génesis y el desarrollo de tamaña «locura». Noticia Relacionada Deportes / Atletismo estandar Si Abderrahmane Aferdi, de la fábrica a correr con los mejores Juan Antonio Pérez El atleta marroquí pagó 500 euros a un mánager para venir a España. En Novés (Toledo) le dieron cariño, legalizaron su situación y esta temporada ha explotado en el cross «Es una historia muy local y, a la vez, universal. Para que cualquier generación, que sienta que no tiene oportunidades, se inspire con ella. A base de entusiasmo, convicción y un poquito de ingenuidad llegaron hasta donde quisieron y dieron el pistoletazo de salida a la tradición del maratón español», cree el talaverano Luis Fernández Reneo , director del documental, cuyo título aún es provisional y anda a falta de «un último repaso del montaje». Juan Carlos Montero, en una imagen actual, y cuando era atleta de los buenos «Lo más curioso de todo es que a nuestro alrededor no existía una cultura del atletismo», asegura Montero, que estudiaba Magisterio en Valencia, jugaba al fútbol en Cheste «y el resto del tiempo lo ocupaba en correr, pero por no estar como mis compañeros, encerrados en la habitación». Vio el anunció de un maratón, se apuntó «y me divertí». Lo completó en dos horas y 45 minutos, una marca impresionante sin apenas entrenar. En cuanto se lo tomó más en serio, dio un salto de gigante. También tenía un don para correr Romera, que de crío se fue a Torrijos desde la Siberia extremeña y de joven llevó «una vida ajetreada», con estancias en Inglaterra, Italia, Grecia o en un kibutz israelí. Hubo una época en la que trabajaba en una gestoría, hacía 15 kilómetros por la mañana, cumplía en la oficina y un segundo entrenamiento por la tarde. «Nunca pude dedicarme al deporte exclusivamente. Nunca se sabe a dónde hubiera llegado, pero tampoco me preocupa. A mí me tocó aquella etapa y me lo pasé muy bien», afirma. Cuando los dos se centraron en el atletismo, compartieron piso en el Casco Histórico de Toledo con Antonio Serrano , otro maratoniano de élite. «Era un piso de lo más competitivo. Estábamos cerca del teatro de Rojas e íbamos al cine cada semana y a tomar nuestras cervezas. Éramos tres amigos que se lo pasaban fenomenal y eso nos hacía ser mejores», concede Montero. «Vivíamos juntos, teníamos el mismo entrenador ( Martín Velasco ) y eso creó una motivación adicional de la que recogimos todos los frutos», añade Romera. El famoso piso era propiedad de José Luis González , algunos años mayor y la estrella indiscutible de entonces. «Iba volando, extasiado» En San Pablo de los Montes, al principio «la gente nos veía como a bichos raros». Gracias a los resultados extraordinarios que situaron al club entre los mejores del país, la mirada cambió de inmediato. «Nos seguían de tal manera que el Ayuntamiento fletaba autobuses. Nos acompañaban a la San Silvestre, al cross de Sonseca, al de Fuensalida... aquello era como si el equipo del pueblo llega a la final de la Copa del Rey de fútbol», garantiza Montero. Lo mismo sucedió con los patrocinadores: de una urbanización o una fábrica de zapatos de Portillo se pasó a la empresa Rodper, la «gran impulsora», con Paco Perela ejerciendo de mecenas al pagar el viaje a Estados Unidos. «Durante un tiempo llevamos una camiseta verde horrible, con unas ovejas y un queso», se ríe Montero. «Estaba hablando con Gabriel Castaño sobre un proyecto totalmente diferente y me contó que uno de sus conocidos había fundado un club de atletismo, que tenían un patrocinador que era un fabricante de quesos y se llamaba 'La Madre del Cordero', y que habían ido a Nueva York y habían ganado el maratón. Yo le contesté: 'Olvidémonos del otro proyecto, éste es el bueno'», desvela Fernández Reneo, además de director, productor con Castaño. Juan Francisco Romera, en una imagen actual, y corriendo la maratón de Nueva York DE 1988. También la camiseta del San Pablo Rodper 'La Madre del Cordero', verde y amarilla, con dos ovejas ABC El guion de la carrera desde luego que nadie lo esperaba. «El entrenador nos dijo: '¡Cuidado!'. Y nosotros hicimos justo lo contrario», desvela Montero. «Para nada era mi plan», ratifica Romera, que salió disparado, se puso líder, no miró atrás y tiró, tiró, tiró como el llanero solitario, pero sin máscara, a pecho descubierto. «Me emocioné tanto y me encontraba tan bien que no pensaba en que iba aumentando la distancia con el resto. Iba volando, extasiado con lo que veía. Viví mi película, que duró una hora. Al pasar el medio maratón me cogieron y ahí empezó otra película, la real», relata. El maratón lo ganó el galés Steve Jones , con 2:08:20. Montero fue el mejor del San Pablo Rodper 'La Madre del Cordero', quinto con 2:14:00. Romera llegó el 22º, con 2:19:05. Díaz Toledo, en el puesto 29º (2:22:11). Pastor, en el 30º (2:22:22). Y Ruano, en el 49º (2:26:58). Montero repitió el quinto puesto en Chicago, donde se vio ganador al mantenerse en cabeza pasado el kilómetro 30, y sería segundo en Hamburgo. Mientras, Romera pulverizó el récord español en Londres en 1990, el primero en bajar de dos horas y once minutos. Obtuvieron grandes resultados, sí, aunque lo que se recordará siempre será la maravillosa «locura» de Nueva York.