De Sevilla al cielo

Viajar a la luna, como ha prometido Pedro Sánchez en su mitin de Sevilla, es un viejo sueño de la humanidad. El primero en imaginarse a un hombre pisando superficie lunar fue Luciano de Samosata, escritor del siglo II d. C., en sus 'Relatos Verídicos'. Luego han venido muchos más, aunque mi preferido en la literatura de ciencia ficción es Julio Verne con sus novelas 'De la Tierra a la Luna' y 'Alrededor de la Luna', publicadas en 1865 y 1870. La imaginación es bella. Pero nada puede superar, desde el punto de vista literario, a este párrafo que les recito literalmente: «Es muy bueno que haya astrónomos, estamos en la avenida de la Astronomía, está muy bien que haya astrólogos, pero es fundamental que haya astronautas. Porque qué sería de nosotros los astronautas si no nos dijeran los astrólogos a los astrónomos cómo son las cosas, qué es lo que nos podemos encontrar allí en el más allá». Son unas declaraciones del alcalde de Sevilla pronunciadas durante la inauguración de la avenida de la Astronomía en Sevilla Este en el año 2007. Por lo tanto, el sueño sevillano de ir a la luna no es un invento de Pedro Sánchez. Ya quisiera él. Los sevillanos tenemos una vieja relación con el espacio. Nos gusta recitar aquello de Lorca que decía: La luna vino a la fragua con su polisón de nardos. El niño la mira mira. El niño la está mirando. O cantar las sevillanas de Salmarina: A dónde vas luna, tan triste y solita. Incluso nos gusta dormir a los niños con aquello de luna, lunera, cascabelera. ¿De qué vamos a hablar si no? ¿De los túneles la SE-40, del resto de los tramos de la ronda metropolitana, del metro, del tren al aeropuerto, del cercanías a la Cartuja, del desdoble de la autovía de Cádiz? Qué va, a los sevillanos no nos gusta la ciencia ficción. Somos personas muy realistas y apostamos por aquello que podemos lograr con seguridad. Pedro Sánchez, que ha dejado a Antonio Muñoz ahora pisando el terreno, terreno sucio, por cierto, después de su vuelo espacial, tiene toda la razón del mundo: es mucho más fácil que un sevillano vaya a la luna que al Aljarafe por debajo del río. Como dicen por aquí los muy chauvinistas, de Sevilla al cielo.