Mónica García (Más Madrid), médica, madre y en plena carrera hacia la Real Casa de Correos
Mónica García (Madrid, 1974) lleva la medicina en la sangre. Y la política. Sus padres son psiquiatras. Él, Sergio García Reyes, fue diputado por el Partido Comunista en la I Legislatura de la Asamblea de Madrid. No le sonaría extraño escuchar hablar en casa de iniciativas legislativas, enmiendas o presupuestos. Quizá por eso, como dice el libro de la activista indígena Rigoberta Menchú , muy pronto le «nació la conciencia». Estudió en el Instituto Beatriz Galindo y luego se graduó en Medicina y Cirugía por la Complutense, como anestesista. Ese ha sido su trabajo, que ejerce en el Hospital 12 de Octubre. De hecho, ahí volvieron a entretejerse sus dos almas, la médica y la política. Fue cuando, en 2012, comenzó a participar en las protestas de las mareas blancas en defensa de la sanidad pública, como portavoz de la Asociación de Facultativos Especialistas de Madrid. De aquella época son sus primeros enfrentamientos con Javier Fernández-Lasquetty, consejero entonces de Sanidad y hoy de Economía y Hacienda en gobiernos regionales populares. Noticia Relacionada estandar Si Ayuso y Mónica García atraen a la mayoría de los votantes más jóvenes en las elecciones del 28M Mariano Calleja Un tercio de los menores de 35 años se decantan por el PP en intención directa de voto ante las próximas autonómicas de la Comunidad de Madrid Del activismo sindical a la política institucional sólo había un paso, y lo dio: entrando a formar parte de Podemos como número 26 de la lista autonómica. Logró un escaño en la Asamblea y fue portavoz en la comisión de Sanidad entre 2017 y 2019. Pero ese año, cambia de camino político: decide formar parte del grupo que, junto a Íñigo Errejón, se escinde de Podemos y funda Más Madrid. Pasadas las elecciones (en las que consiguieron 20 escaños), Errejón voló de la Asamblea, y no mucho después, Mónica García se quedó al frente. Su figura fue agrandándose a medida que ganaba terreno en la oposición, con intervenciones duras y muy críticas, y acaparando protagonismo día a día. Dos años después, en 2019, se convertía en cabeza de cartel de Más Madrid. Se embarcó en una campaña electoral trepidante donde, gracias a sus buenos hechos y a la mala estrategia del PSOE, consiguió adelantar a este partido por 4.500 votos y convertirse, de facto, en segunda fuerza política y jefa de la oposición. En estos dos años, ha sido protagonista de broncas monumentales, como la que le enfrentó a Fernández-Lasquetty a raíz de un gesto con la mano que el consejero interpretó como la simulación de un disparo. O las muchas que ha mantenido con la presidenta Díaz Ayuso. Fue la primera en acudir con una pancarta a las puertas del Zendal a protestar por su construcción, y la que ha mantenido el foco sobre la sanidad durante la larga huelga de médicos de familia de Atención Primaria. Tuvo un serio tropiezo al inicio de esta precampaña, a cuenta del bono social para familias numerosas que cobraba el vicepresidente Enrique Ossorio, según ella denunció, y que luego se supo que ella también había recibido. En estas sus segundas elecciones como número 1 del cartel de Más Madrid, le toca revalidar el 'sorpasso' al PSOE, pero sin debilitarle demasiado. Sabe que sólo uniendo fuerzas con él y con Unidas Podemos habría alguna posibilidad de sumar suficiente para un cambio de gobierno. En sus mítines, una frase recurrente que resume su filosofía y la de su partido: «Queremos el pan, pero también las rosas, y el jarrón para las rosas, y el tiempo para contemplar las rosas. Lo queremos todo».