A los libros de relatos (éste contiene una ‘nouvelle’ y tres cuentos) les sienta bien que las variaciones que hay entre ellos, por notables que sean, permitan que su lectura no te saque de una atmósfera o un latido que todos ellos contienen, lo que permite que al pasar de un relato a otro percibas el hilo que los reúne. Atmósfera, hilo o mejor sería decir tono, porque Clara Pastor ha elegido en este libro fundamentalmente un tono que es el que lo convierte en variaciones distintas sobre un motivo, al modo de las musicales del Romanticismo. Si tuviera que elegir para que los lectores percibieran el sentido de mi metonimia crítica estos cuentos funcionarían como cuartetos de Schubert en...
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