Sucede que, en el culmen de su prosperidad, la abeja reina y la mayor parte de sus súbditos, de un día para otro, se agitan nerviosas, alzan el vuelo y se alejan sin remedio de su hogar. Es la enjambrazón y hay quien ve en ello razones de tipo poético y quien arguye motivos prácticos. Maurice Maeterlinck alegaba que era el misterioso «poder oculto y soberanamente sabio» del «espíritu de la colmena» quien impulsaba a las abejas a romper los lazos y lanzarse a lo desconocido. «Es un acto que, consciente o no, supera ciertamente la moral humana», dice. Del libro de Maeterlinck tomó Víctor Erice el título para su primera película, hace ahora 50 años; medio siglo después parece...
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