El tercer pontificado de Benedicto XVI
Joseph Ratzinger es el Papa de los tres pontificados. El segundo, el evidente y canónico, fue en realidad su etapa como Sucesor de Pedro, los casi ocho años -desde abril 2005 a febrero de 2013- que cerró con su histórica renuncia. Un pontificado que venía precedido del primero, marcado por su papel fundamental, como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y decano del Colegio de Cardenales, en los últimos años de Juan Pablo II. Ante el declive físico del Papa polaco, la labor de Ratzinger en la Curia Romana fue fundamental para sostener el gobierno de la Iglesia , hasta los límites que el entorno más cercano de Wojtyla le dejó llegar. El tercero de sus pontificados han sido los casi diez años de convivencia con Francisco , en los que ha ejercido como un padre anciano y venerable , al que su sucesor le podía pedir consejo, a la par que servía de freno a las corrientes más conservadoras, a los cardenales que se acercaban hasta él en busca de un líder que abanderara su posiciones frente a las reformas que promovía Francisco. Un periodo inédito en la historia de la Iglesia del que, dada la prudencia y discreción de Ratzinger, apenas hemos conocido retazos. Y del que ahora podemos reconstruir una parte gracias a la lectura en paralelo de dos libros que acaban de ser publicados en España: 'Qué es el cristianismo' (Ed. La esfera de los libros) , que recoge algunos textos escritos en estos años por Benedicto XVI en su retiro en el monasterio Mater Ecclesiae, y 'Nada más que la verdad' (Ed. Desclée de Brouwer) , el volumen donde su secretario personal, Georg Gänswein , reconstruye los años vividos junto a Ratzinger. Dos textos complementarios, pues las aportaciones biográficas del segundo ayudan a poner en contexto las reflexiones teológicas y morales del filósofo, teólogo y profesor que siguió siendo Ratzinger hasta sus últimos días. Noticia Relacionada estandar No Benedicto XVI, el Pontífice que impuso la «tolerancia cero» con los abusos sexuales José Ramón Navarro-Pareja Fue el primer Papa en reunirse con víctimas de abusos y también se significó en apartar a los clérigos implicados, sin distinción de su rango Así, descubrimos a un Ratzinger que aun jubilado, sigue atento a la realidad eclesial y es capaz de aportar respuestas desde su pensamiento hasta sus últimos días. Llamativa es la polémica suscitada por su «colaboración» en el libro sobre el sacerdocio del cardenal Robert Sarah, que fue interpretada en su momento como una carga de profundidad a la presunta intención de Francisco de proponer el celibato opcional en su exhortación apostólica tras el sínodo de la Amazonía. El «testamento espiritual» de Benedicto XVI recoge una nueva versión del texto publicado en 2020 en el libro de Sarah, revisada y ampliada por el propio Ratzinger. Tras una profunda argumentación teológica, fundamentada tanto en los textos bíblicos, la eclesiología y la contrarreforma, Benedicto XVI sigue sosteniendo que ya desde la Iglesia primitiva, «sobre la base de la celebración diaria de la Eucaristía, y sobre la base del servicio a Dios que está incluida, brota de sí misma la imposibilidad de un vínculo matrimonial ». El texto completo es mucho más amplio y más profundo que esa referencia al celibato, pero el contexto en que fue conocido en su versión original le llevó a convertirse en una «bomba mediática» según reconoce Gänswein , en su relato biográfico. El retraso en la publicación de la exhortación postsinodal, hizo aparecer primero el libro de Sarah, en enero 2020, que además se presentaba, en su primera edición como escrito a cuatro manos con Benedicto XVI. El cardenal, entonces prefecto de la Congregación para el Culto Divino, había vendido su libro como una «clara defensa del celibato sacerdotal». Así, el texto se interpretó como un mensaje del entonces Papa emérito a su sucesor, para que se abstuviera de permitir la ordenación de hombres casados, incluso para el contexto de escasez de clero de la Amazonía. Gänswein explica en su libro que, en realidad, Francisco ya tenía decidido su texto y aprobado desde el 27 de diciembre de 2019, aunque finalmente se hiciera público el 12 de febrero de 2020, con fecha de diez días antes. Una forma de argumentar que la polémica nunca le pudo llegar a influir, aunque lo cierto es que a raíz de aquel problema, Gänswein fue apartado de su servicio al Papa Francisco , como prefecto de la Casa pontificia. El escándalo de los abusos sexuales Otro de los textos de Benedicto XVI que merece la pena releer -pues ya fue publicado en una revista teológica bávara en 2019- es el titulado 'La Iglesia y el escándalo de los abusos sexuales'. El escrito reafirma la constante lucha de Joseph Ratzinger contra estos episodios que « han sacudido profundamente a sacerdotes y laicos, y han llevado a no pocos de ellos a cuestionar la fe en la Iglesia como tal», como él mismo lo define. De nuevo el 'crossover' entre ambos libros nos permite conocer que, en realidad, el primero en leer esta reflexión personal de Benedicto XVI sobre el drama de los abusos y la crisis de credibilidad y de identidad que representa para los sacerdotes , había sido el Papa Francisco. Conocedor de la reunión que el Pontífice había convocado en el Vaticano con todos los presidentes de Conferencias episcopales para trabajar el tema, Ratzinger quiso aportar su visión sobre el origen de los abusos. En su texto, Benedicto XVI relaciona la proliferación de los abusos sexuales en el seno de la Iglesia con la intención de «conquistar la completa libertad sexual» de la «Revolución del 68». Algunos medios interpretaron -erróneamente- aquellas palabras como un intento de justificación, cuando en la práctica eran un ejercicio de autocrítica, al denunciar que, también entonces, se produjo un profundo « colapso de la teología moral católica que dejó inerme a la Iglesia frente a esos procesos en la sociedad». Además, también señalaba la relajación en los seminarios, incapaces de hacer una adecuada selección del clero, y en los que se había instalado una abierta «cultura homosexual». Más sutil es la relación entre ambas obras con otro de los episodios que ha generado tensión entre los dos Papas en estos años de convivencia: la derogación del motu proprio 'Summorum Pontificum' con el que Benedicto XVI liberalizaba la celebración de la eucaristía de acuerdo al rito tridentino. En la práctica, solo un texto del libro de Benedicto XVI está orientado específicamente a la liturgia -'Teología de la liturgia'-, pero no deja de ser significativo que recuerde las razones que le llevaron a tomar conciencia sobre la cuestión a partir del Concilio Vaticano II. «El malentendido sobre la reforma litúrgica que se difundió ampliamente en la Iglesia católica llevó a poner en primer plano cada vez más la cuestión de la educación y de la propia actividad y creatividad. La actividad de los hombres llevó a olvidar casi la presencia de Dios », señala sobre la reforma litúrgica. Un argumento, que también se encuentra detrás de la decisión de Benedicto XVI de facilitar la celebración de acuerdo al rito anterior a la reforma de 1970. Una decisión que trataba de abrir una vía de pacificación con los sectores más tradicionales y que se «interrumpió» con el motu proprio de Francisco según señala Gänswein en su libro, que también se encarga de recordar que Benedicto XVI nunca compartió ni entendió la posición de su sucesor . El libro póstumo recoge textos de otras cuestiones recurrentes a lo largo de su vida y obra. El diálogo entre el Islam y el Cristianismo, las relaciones judeo-cristianas , reflexiones sobre el origen de la religión, la música y la liturgia, la celebración eucarística y la comunión y su relación con las iglesias protestantes, hasta un recuerdo a Juan Pablo II. MÁS INFORMACIÓN noticia Si Antonio Cañizares: «No he conocido nunca un hombre más inteligente y sabio, y a la vez tan humilde, como Benedicto» noticia No El secretario personal de Benedicto XVI ajusta cuentas con el Papa Francisco noticia No El ambiente de fin de pontificado se instala en el Vaticano Lo cierra una entrevista sobre san José, «que me fue regalado por mis padres como santo patrón para toda la vida», dice Joseph Ratzinger. « Cuanto más viejo me vuelvo, más clara me resulta la figura de mi santo patrón «, confiesa, para recordar que de él no se conserva ninguna palabra. »Cada vez comprendo mejor que es su propio silencio el que nos habla y, más allá del conocimiento científico, quiere guiarme hacia la sabiduría«. Una humilde y hermosa forma de cerrar su testamento espiritual.