Diego del Río, Boho Club: “Los chiringuitos tradicionales están dejando de ser lo que eran”
Afronta una nueva temporada al frente de la propuesta gastronómica de Boho Club con la satisfacción de haber convertido la cocina del restaurante en una de las más estimulantes de la Costa del Sol. Desde que se embarcara en este ambicioso proyecto, Diego del Río se supera a sí mismo año tras año y vuelve a reinventarse sin dejar nunca sus raíces ni la esencia de su buen hacer: producto de cercanía, actualizándose por temporadas, cocina de autor en la que el sabor siempre se acentúa.
De cara al verano afronta una temporada alta con magníficas expectativas y disfrutando al máximo de su día a día al frente de los fogones de Boho Club. Conversamos con el cocinero malagueño para conocer mejor cuáles son esos ‘favoritos’ donde se escapa cuando tiene tiempo y esas tiendas imprescindibles para llevar lo mejor de la gastronomía a los clientes.
– Cuando puedes desayunar con calma por la mañana, ¿dónde sueles ir?
– ¿Sinceramente? Me encanta desayunar en casa. Siempre vamos apurados y no está mal sentarse tranquilo. Eso sí. Soy clásico en esto, ¿eh? Mi zumo, un mollete o una tostada con aceite y tomate y el café. Siempre un descafeinado con leche desnatada. Descafeinado imprescindible, que sino no duermo luego. Me afecta mucho la cafeína. Y bueno, también de cuando en cuando desayuno fuera, en el Mercado de Marbella, en El Fiesta, que siempre te encuentras con algún amigo. Me vale igualmente otro lugar, siempre y cuando sean de barrio, esos bares populares y auténticos.
– Una carnicería, pescadería y/o frutería de confianza…
–Para la compra el Mercado de Marbella. A Salvador Flores y para el pescado al puesto de confianza al que llevo yendo toda la vida, a Paco, ‘El Nene’. En lo que respecta a la carne, confío mucho en la carnicería de Andrés. Tienen varias en barrios de Marbella. Una en la Divina Pastora y otra cerca del cementerio antiguo. Lleva más de 20 años trabajando y tiene género para todos los gustos y para todos los bolsillos. Según lo que puedas y quieras gastarte… En otras ocasiones directamente pido lo que necesito a los proveedores que nos suministran al restaurante y así ahorro algo de tiempo.
– Una tienda gastronómica o un puesto mercado donde encuentres ese algo especial que te gusta para casa.
– El Mercado de Marbella, por supuesto, o Primeria, donde Luis maneja referencias estupendas. Un establecimiento increíble es Leo Food, en el polígono industrial Nueva Campana. Sus propietarios son indios y llevan bastante tiempo funcionando. No imaginas la de productos asiáticos que tiene, de Sudamérica, referencias árabes… ¡Una locura! Cuando voy me paso un buen rato mirando qué tienen porque es realmente apasionante. Incluso lo vegano, que está muy presente en sus estantes. Añadiría El Reloj, en Málaga.
– Ese bar de barrio donde tomar el aperitivo con los amigos…
– Hay varios. La taberna del pisto –La Niña del Pisto–, Casa Curro en el Mercado. Te vas topando con amigos y compañeros. No tengo sitio fijo pero sí que a estos voy con bastante frecuencia, cuando puedo.
– Un restaurante para invitar a la familia o a amigos a comer.
– Depende de la compañía, si son más sibaritas o es gente conservadora. De cualquier forma me vienen a la cabeza La Niña del Pisto, para aquellas ocasiones en las que prefiera algo ‘típico’, por así decir. Tapeo tradicional, buen ambiente… Y para otras situaciones Kava es ideal. Me encanta lo que hace Fernando Alcalá en su cocina.
– ¿Y ese lugar diferente al que ir para cambiar de tercio?
– Para algo diferente me voy de Marbella, te lo digo ya. Me pierde la zona de Tarifa, los Caños de Meca, Zahara de los Atunes. Un clásico allí al que voy sí o sí es El Campero y a Trasteo.
– ¿Un pequeño vicio confesable (gastronómicamente hablando)?
– El dulce es mi perdición. Cualquier tipo de dulce. Soy muy goloso.
– Un restaurante de alta cocina para repetir…
– Messina.
– Y en esa sobremesa, ¿café o copa?
– Creo que no elegiría. Soy de ambas opciones. Mi café descafeinado, que ya os digo que sino después me cuesta conciliar el sueño. Para seguir un gin tonic. Tengo predilección por este combinado.
– Un chiringuito al que te guste volver…
– La Milla. Es cierto que es un chiringuito diferente. La calidad sobresaliente. Otro al que suelo ir los domingos por la tarde es el Víctor Beach, con música en vivo. Ideal para desconectar. No quiero olvidarme del que tengo al lado de casa, Trocadero Arena, muy tranquilo ahora, en invierno, en temporada baja. Tirado en un sofá al lado de la playa… ¡Una locura! La verdad es que creo que de un tiempo a esta parte este segmento de hostelería está cambiando bastante. Los chiringuitos tradicionales no son lo que eran y están cambiando hacia otro tipo de restaurantes.
– Un plato que suelas preparar en casa cuando tienes invitados especiales.
– La verdad es que en casa más que cocinar te digo que nunca falta un buen embutido, quesos, vino, champán… Calidad siempre.