El final de la campaña electoral da paso en España a la jornada de reflexión, así llamada para que nadie sufra injerencias políticas en las veinticuatro horas previas al voto. Tras la maratón de los quince días del 'vótame', vivimos hoy la calma chicha, este silencio pactado. Porque no lo conozco, no seré yo la que analice el efecto de una campaña electoral machacona y agotadora en la que todos se afanan en vencer y convencer; si realmente sirve este día para la reflexión y el sosiego, para madurar el voto si no lo llevamos ya escrito desde casa, en la mente o el corazón. Se puede, se debe votar con corazón y cabeza, siempre desde la esperanza de que...
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