Llegaba al tiempo de descuento con « pilas y energía » para seguir una semana más de campaña, su primera campaña como candidato socialista a la Alcaldía de Sevilla. Quince días en los que Antonio Muñoz se ha vestido de gatopardista para pretender una apariencia de que todo había cambiado. Sin entrar al cruce de acusaciones con la oposición y sin hablar en clave política nacional, siempre bajo el eslogan ' Sevilla y sólo Sevilla '. Que hasta el último minuto de partido cumplió, aunque los pesos pesados del Partido Socialista de la provincia de Sevilla obviaron su propósito y optaron por seguir el sendero sanchista, entre eufemismos. Esos fueron los principales recursos que la ministra María Jesús Montero y el secretario provincial de los socialistas sevillanos, Javier Fernández, emplearon durante este cierre de la campaña de Antonio Muñoz. Que trataban de ponerle cortafuegos a los principales incendios que el PSOE mantiene activos de cara a los comicios de este 28 de mayo: los pactos con Bildu y el escándalo de la compra de votos . «Hablen de lo que hablen, que nadie se olvide de que este partido ha sido el arquitecto de la paz social de este país. Somos el partido de la convivencia y del entendimiento entre los pueblos», decía Montero, minutos después de que Fernández señalase que «ya podría la derecha haberse preocupado de esa compra de votos durante los 40 años en los que no se podía votar ». Hacían lo que justamente acababa de criticarle María Jesús Montero al Partido Popular, y más concretamente al «regalito» de su candidato : «Siempre buscan el ruido, el barro y los bulos para desprestigiar a la política y que los votantes de izquierda se desapeguen». Ese fue el clima que precedió a un Antonio Muñoz que sólo recurrió a la oposición para marcar levemente su puyita: «Hemos llenado en la Alameda, en Sevilla Este, en Triana, en San Pablo, en la Barzola... sin tener que rifar patinetes ni montar tómbolas. Eso me hace afirmar que vamos a ganar las elecciones». «Hemos hecho una campaña limpia, y mira que me han provocado . Ante un insulto, una idea», señalaba Muñoz. Al candidato socialista le habían organizado un medido cierre para su campaña de barrios. Frente al parque fluvial escogido en 2019, los bajos de un vecindario de la barriada de la Barzola . El gatopardismo socialista se evidenciaba en esa comparativa temporal, cambiando de ubicación, de candidato. Pero con el mismo elenco que en aquel colofón final, al que sólo faltó Juan Espadas , presente en la capital de la Costa del Sol. Quince minutos estuvo sonando en bucle el ' Será porque te amo ' de los italianos Ricchi y Poveri hasta que el candidato socialista enfiló su particular alfombra roja, envuelto en un baño de masas, hacia el cierre de su frenética primera campaña como cabeza de lista. El tema escogido, mitificado en el estadio de San Siro de Milán y recurrido ahora por los recién casados para su entrada al banquete nupcial mientras los invitados menean servilletas, era la metáfora del simbolismo de estos últimos quince días de Muñoz: una regresión en el tiempo , una regresión hacia los barrios. Durante su intervención, siempre en clave local, Muñoz aprovechó la oportunidad para erigirse en el « defensor de los trabajadores públicos », ante los constantes reproches que desde la oposición realizan hacia su gestión. Al líder socialista no se le escapa que el descontento de plantillas como las de la Policía Local podría convertirse en un nicho de votantes para las filas del Partido Popular, que tanto se reúnen con ellas. La plaza Virgen del Pilar de la barriada de la Barzola, en la Macarena, fue el lugar escogido para el cierre de la campaña socialista, en un entorno en el que no se podía esconder el sustrato social: barrio, barrio de clase obrera . Donde los intervinientes se esmeraron en recalcar la importancia de que estos feudos socialistas acudan el domingo a las urnas , ante los comicios más reñidos en la capital hispalense de cuantos se recuerdan en la memoria reciente. Bien por el tirón mediático del candidato, bien por la lealtad de los votantes hacia su partido o bien por la velá que se había preparado, la convocatoria resultó un éxito de asistencia .
