Carlos López Puccio: «La semana de entrega del Premio Princesa de Asturias, en 2017 me marcó para toda la vida»
Se incorporó primero como músico contratado y, en 1971, como miembro de Les Luthiers. Más de cincuenta años lleva Carlos López Puccio en el conjunto argentino, donde ha formado parte del 'dream team'. ¿Qué les ha llevado a tomar la decisión de terminar la trayectoria de Les Luthiers? ¿Les ha costado mucho? La posibilidad estaba planteada desde hacía tiempo (biológicamente hablando: desde hacía décadas). Para Jorge Maronna y para mí, los únicos integrantes históricos en actividad, se trataba de un evidente caso de obsolescencia programada. No de Les Luthiers ni de su enorme trayectoria, pero sí de nuestras fuerzas para seguir creando, actuando, y a la vez sosteniendo la gran empresa que tenemos, con mucha gente trabajando en ella. En 2019, Jorge y yo nos habíamos decidido a escribir y componer un espectáculo 'nuevo' de Les Luthiers. Un gran desafío porque sería el primero realmente nuevo, no una antología, que el grupo presentaría en más de una década. Lo crearíamos, por primera vez, sin el concurso de nuestros compañeros de toda la vida, en especial de Marcos con quien siempre compartimos la génesis de los shows del conjunto. Era un gran desafío, temible. Llegó la infame pandemia y, de algún modo benéfico, la meta de escribir 'Más Tropiezos de Mastropiero' nos mantuvo febrilmente activos durante toda la reclusión. Las dudas acerca de la calidad de nuestra obra se disiparon sólo tres años y medio después de haber comenzado a escribirla. En noviembre de 2022 debutamos y, para nuestra inmensa alegría, la recepción fue un enorme éxito, de crítica y de público que ya la aplaudió de pie en cuatro países. Pero esos años no habían transcurrido en vano, ¡cuando comenzamos éramos jóvenes! Entonces tuvimos una especie de revelación: descubrimos que, ahora sí, mayores de edad, podíamos retirarnos orgullosos, con un éxito y no con el fracaso de haber continuado hasta el cansancio explotando y recurriendo a las glorias del pasado. Así, acordamos hacer una gira corta, de no más de un año, en la cual mostraríamos nuestra creación a todos los que quisieran disfrutar de ella junto con nosotros. Ya sé que la pregunta es difícil de responder, y más después de más de cincuenta años de carrera, ¿pero qué ha supuesto Les Luthiers para usted, como artista y como persona? Creo que lo más significativo es haberme permitido el íntimo orgullo de hacer un poquito felices a dos o tres generaciones. También el halago del enorme cariño y agradecimiento que, por esa razón, hemos recibido de nuestro público. ¿Es capaz de quedarse con un momento dentro de la trayectoria de Les Luthiers? La semana de entrega del Premio Princesa de Asturias, en 2017 me marcó para toda la vida. Ese reconocimiento nos dio una imagen nueva de nosotros mismos. Nunca habíamos pretendido mucho más que divertir y divertirnos para, de pronto, encontrar que un jurado internacional de ese nivel nos ponía como «espejo crítico y... referente de libertad en la sociedad contemporánea» y pasábamos a pertenecer al mismo club que a Zygmunt Bauman, Coppola, Baremboim, Woody Allen, Bob Dylan... ¿Qué ha supuesto España dentro de su carrera? Cuando, allá por 1974, llegamos a España por primera vez, teniamos internalizada desde la infancia, algo cristalizada, la idea de 'madre patria'. Pero muy pronto esa vaga idea fue adquiriendo rasgos de realidad: España nos recibió con gran generosidad, como una verdadera madre. Y nuestro público español, en la valoración cómplice de nuestro arte, en la acogida plena y sin reticencias, pasó a ser un enorme grupo de hermanos. No tenemos palabras para agradecerle a España todo lo que nos ha dado. ¿Qué tiene de especial o de diferente 'Más tropiezos de Mastropiero'? Pienso en tres cosas. La primera. Como conté, lo escribimos antes de tomar la decisión consciente de finalizar, con él, nuestra carrera. Luego descubrimos que esa decisión, posterior, desvelaba intenciones de nuestra parte —tal vez insinuadas en el espectáculo— de las que hasta ese momento ni siquiera nosotros nos habiamos percatado. 'Más Tropiezos de Mastropiero' es un espectáculo que, por primera vez, despliega una trama oculta una tenue línea subterránea y, si se quiere, un hilo dramático que se convierte en un elogio a nuestro numen inspirador, Johann Sebastian Mastropiero y a nuestra propia carrera. No puedo revelar más, pero desemboca en un gran final que Beethoven y Agatha Christie habrían envidiado. La segunda, tan importante como la anterior: está escrito para el elenco actual; los artistas ya no deben reemplazar a nadie, como sucedía hasta este espectáculo. Al escribirlo nos propusimos explotar plenamente las muchas virtudes y nuevas posibilidades que cada uno de sus integrantes tiene. Esto produce un resultado potenciado, que nos parece esencial para diferenciarlo de todo lo anterior. La última: sentimos que este espectáculo, tan distante en el tiempo del anterior, estrenado en 2008, debía reír, aunque con la misma elegancia y mesura de siempre, incluyendo algunas temáticas y tópicos propios de la sociedad actual. Y un epílogo: es un espectáculo enormemente divertido, al nivel de los más reideros de la trayectoria de Les Luthiers.