Qué ilusionante ver a un torero con algo que decir. Que de eso va el arte. De tratar de descifrar un misterio con las telas entre las yemas y andándole al toro. Álvaro Burdiel posee ese nosequé de la distinción. En corto y por derecho: tiene maneras. Su concepto clásico se apreció ya en la obra al segundo de la desigual novillada de Fuente Ymbro, un animal nobilísimo al que había que oxigenar y plantear medidas series. Así lo hizo el sevillano de la escuela de Madrid, que procuró no atosigar a Molinero y dibujó templados pasajes diestros, aun sin terminar de ajustarse. Lalo de María sufrió un pitonazo en la nariz con el sexto novillo Efe Pero el aroma...
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