El camino a medio pavimentar entre la ciencia y la sociedad
El camino es correcto, pero el margen de mejora es amplio. España está rezagada respecto a otros países europeos en la transferencia del conocimiento científico a la sociedad y la colaboración de las empresas con las instituciones educativas e investigadoras, lo cual dificulta que los resultados de la investigación pública se traduzcan en innovaciones con impacto económico y social. Somos muy buenos en producción científica de calidad (puesto 10 mundial), pero al trasladar ese conocimiento a la sociedad las cosas no van tan bien (puesto 29-30). Esto no se corresponde con el PIB de España ni con su posición como país en el marco global. Evaluar el impacto de la transferencia tecnológica requiere estudios específicos y análisis detallados. El último de ellos, elaborado por el IVIE, concluye que el Sistema Universitario Español devuelve a la sociedad 4,3 euros por cada uno que invierte la administración en su financiación. La Fundación Cotec señala que en 2022 se crearon unas 500 empresas de base tecnológica en España, facilitadas por el apoyo de programas de aceleración y la colaboración universidad-empresa. Además, las universidades generaron cerca de 150 ' spinoffs '. Todas las actividades de transferencia tecnológica y las empresas innovadoras contribuyeron a un aumento del 2,5% en el PIB. «Las universidades españolas somos uno de los principales actores en la generación de conocimiento -afirman desde Crue (Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas)-. Más del 70% de la investigación que se hace en España sale de los campus y las patentes universitarias suponen más del 40% del total, mientras que, por ejemplo, en Alemania, sus universidades son responsables solo del 2,4%». Desde CRUE se señala que, «desafortunadamente, el gasto en I+D financiado por el sector empresarial en España, medido en porcentaje PIB, ronda el 40% de la media de la OCDE . Por el contrario, somos el tercer país en el que más inversión en I+D es ejecutada por sus universidades». Para CRUE, nuestra debilidad en los mercados de media y alta tecnología hay que buscarla, por tanto, en la composición de nuestro tejido productivo, en el que más del 90% son pymes y no disponen de capacidad para invertir en I+D+i y aprovechar el conocimiento que se genera en las universidades. «Aun así, desde los campus se sigue intensificando el apoyo a la creación de empresas innovadoras. En la última década, más de un millar de 'spinoff' han salido de nuestros campus», afirman. Noticia Relacionada reportaje Si El lento regreso a España de la diáspora científica: «Vuelvo para quedarme» Judith de Jorge Desde 1983, con la Ley de Reforma Universitaria, las universidades cuentan con un marco normativo que permite establecer contratos y acuerdos para desarrollar la transferencia de conocimiento. Ese marco se desarrolla en la nueva Ley Orgánica del Sistema Universitario. La fortaleza del sistema está en las Otris (Oficinas de Transferencia de Conocimiento) que, junto con los parques científicos universitarios, impulsan la transferencia. «En ellas disponemos de un conjunto de profesionales especializados en diferentes formas de llevar a cabo la transferencia de conocimiento como, por ejemplo, la creación de empresas, la transferencia de tecnología y la gestión de la propiedad intelectual, entre otras. Estas oficinas ejercen como puente entre los investigadores universitarios, dado que están al corriente de la investigación y los resultados de la investigación que se desarrolla en la Universidad, y las necesidades de las empresas gracias a su contacto permanente con ellas», explica Antonio Abril Abadín, presidente de la Conferencia de Consejos Sociales de las Universidades Españolas. Carmen Palomino, directora de la Fundación Universidad-Empresa, destaca el papel de las cátedras Empresa-Universidad y los programas de Doctorado-Industria, «que promueven la investigación aplicada y la formación especializada, permitiendo que los estudiantes trabajen en problemas reales de la industria. Además, plataformas de colaboración y redes de innovación facilitan el intercambio de información y la búsqueda de socios para proyectos». «El primer desafío con el que nos topamos es la burocracia -afirma Palomino-. Los procesos administrativos suelen ser lentos y complejos, tanto en el sector público como en el universitario. Esto va ligado a la limitación de capacidad para la gestión por parte de estructuras como las Otri, que muchas veces se ven superadas por la falta de recursos o perfiles especializados. A nivel de legislación hay un gran trabajo por hacer. La gestión se complica en muchos casos y esto hace que muchas pymes no cuenten con los recursos necesarios para aprovechar las oportunidades». Algo similar ocurre con las subvenciones: «Hay fondos disponibles, pero no siempre es suficiente para el desarrollo y comercialización de las tecnologías, especialmente para startups». Antonio Abril también apunta como una debilidad del sistema la escasez de personal especializado. «Esta limitación impide que las oficinas puedan llevar a cabo ciertas acciones clave, como una búsqueda proactiva de las necesidades empresariales o una respuesta ágil a las demandas de los investigadores». Otra debilidad es la falta de reconocimiento adecuado por parte del sistema de evaluación de los méritos relacionados con la transferencia de conocimiento, en comparación con otros aspectos de la actividad académica o investigadora. Desde Crue señalan la necesidad de avanzar en el desarrollo de un marco normativo más flexible. También piden reconocer plenamente la transferencia como una de las misiones que conforman la actividad universitaria, junto a la docencia e investigación, y consolidar el llamado sexenio de transferencia . «Es urgente equipararlo plenamente -en términos académicos- al de investigación, como se hizo en la convocatoria que el Ministerio estableció en 2018 y que esperamos que se vuelva a convocar lo antes posible», concluyen. A pesar de las dificultades, hay ejemplos de cómo la transferencia fluye. Ravenwits ofrece un servicio de pronóstico de energías renovables que aprovecha redes neuronales convolucionales de aprendizaje profundo para prever con precisión la producción de energía de parques eólicos o solares. Las renovables requieren de pronósticos precisos que sean capaces de maximizar su rendimiento económico y su integración en la red eléctrica. Sin embargo, ahora la predicción para un parque eólico con 24 horas de anticipación es del orden del 30% de la producción media. Dos de los socios de este proyecto son profesores: Ignacio Villanueva es catedrático de la Facultad de Ciencias Matemáticas de la Universidad Complutense y Carlos González es profesor contratado doctor de Matemática Aplicada en la Universidad Politécnica de Madrid. Ravenwits, que ya cuenta con un caso de éxito junto a Red Eléctrica, ha recibido el apoyo de ambas instituciones y el de la aceledora de Repsol. La propuesta de Ravenvwitts aprovecha redes neuronales convolucionales de aprendizaje profundo para prever la producción de energía de parques eólicos o solares ABC Andreu Climent es Ingeniero de Telecomunicaciones por la Universidad Politécnica de Valencia (UPV). Desde 2015 es profesor Asociado de la UPV y fue investigador del Hospital Gregorio Marañón y Director Adjunto del Cibercv. En 2019 fundó junto a María Guillem (UPV), Francisco Fernández-Avilés y Felipe Atienza (Gregorio Marañón) la startup Corify Care , de la que es CEO, y que ha creado una tecnología que permite identificar en tiempo real el tratamiento más apropiado para la arritmia cardiaca tras un mapeo del corazón de solo diez minutos. Acorys está desarrollado en colaboración entre el Gregorio Marañón y el Instituto Itaca de la UPV. «La principal motivación para dar el salto desde el laboratorio a una startup es lograr que años de investigación se transformen en herramientas para mejorar la vida de las personas -explica Climent-. Las instituciones públicas están cada vez más concienciadas de la importancia de esta transferencia. Por tanto, cuando propusimos que nuestra primera patente se explotase a través de una startup recibimos apoyo total». «Pero la legislación sigue teniendo importantes márgenes de mejora», lamenta.