Andrea Levy, Vinicius no es Benicio
Yo creía que era Benicio del Toro, pero si Andrea Levy, responsable de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, afirma que es Vinicius del Toro quién soy yo para enmendarle la plana. Aunque me da que se ha confundido con el extremo izquierdo del Real Madrid, ese que le llora a los árbitros cada vez que …
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Yo creía que era Benicio del Toro, pero si Andrea Levy, responsable de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, afirma que es Vinicius del Toro quién soy yo para enmendarle la plana. Aunque me da que se ha confundido con el extremo izquierdo del Real Madrid, ese que le llora a los árbitros cada vez que le soplan el cogote. Sí, el que luce el dorsal número 20 en el equipo merengue. Excelentísima concejala, Vinicius no es Benicio.
Pasadas las once de la noche, el story de la creativa cultural del Ayuntamiento de Madrid llevaba horas colgado en su cuenta de Instagram y no se ha percatado de la cagada.
Si yo fuera delegada del Área de Gobierno de Cultura, Turismo y Deporte puede que me pasara lo mismo. Cultura, deporte. Deporte, cultura. Tanto monta…
Lo cierto es que Benicio del Toro ha pasado por Madrid para recoger el Premio Platino de Honor. Cuando ya tienes el Oscar, el Globo de Oro, el Bafta, el Oso de Plata, el Goya y el Premio Donostia, ¿a quién el amarga un Platino? El actor ha estado simpatiquísimo con los medios. “Cuando empecé mi carrera me pidieron que me cambiase el nombre", confesó ante los periodistas. Ahí va a estar el lío. La Levy lo escuchó y se dijo para dentro: pues ya se lo cambio yo.
'Vinicius' del Toro, según Andrea Levy en su Instagram, con Enrique Cerezo.
Las redes las carga el diablo
Todo el mundo sabe que las redes las carga el diablo y, si no encontramos al diablo, siempre habrá un becario al que echarle la culpa. O al comunity de Pecas. Por algún sitio andará. Mirando hacia abajo siempre aparece un pobre desgraciado (o desgraciada) listo para pagar el pato.
El que tiene boca se equivoca y el que tiene redes se trastoca. Si el lapsus de Vinicius hubiera sido el primero, pues qué se le va a hacer. Nadie es infalible. Condonaríamos el descuido sin más. El asunto es que cada vez que habla la responsable de Cultura del Ayuntamiento de Madrid los técnicos de su área se echan a temblar.
No ha pasada ni un año del lío en el que casi nos mete a los madrileños con su decisión de dejar desprotegido al del Templo de Debod en contra de la opinión del Instituto de Conservación que presentó un informe donde se indicaba el mal estado de conservación de la piedra y la necesidad de establecer un programa de intervención. La negativa consiguió que Egipto amenazara con reclamar la vuelta del templo cedido en aquella época en la que la tele y la vida eran en blanco y negro.
Faceta barriobajera
Y qué me dicen de su faceta merdellona. ¿Que no saben lo que es? Merdellona es a Málaga lo que choni es a Madrid. Ordinario, barriobajero, irrespetuoso. Se acuerdan del día que, en plena comisión de Cultura, metida en la piel de una aspirante a asesora de moda, se creyó con la potestad de desacreditar a la concejala de Más Madrid Pilar Perea. “Me gusta el collar de arte precolombino que lleva colgado usted, solo le deseo que no le haga un daño cervical por lo grande que es”.
Lo dijo con tal inquina que el presidente de la comisión, Francisco Pérez Ramos, le dio un toque de atención: “Le recuerdo que estamos en la comisión de Cultura, aunque a veces no lo parezca. Por lo tanto, creo que podemos argumentar nuestras posiciones sin necesidad de descalificar a nadie”.
Con su reprimenda, Pérez Ramos despertó el lado más zafio de Levy y envalentonada le espetó: “¿A mí me va a decir el señor de Más Madrid cómo debo hacer mi intervención como delegada?”.
Las perlas de Levy son inagotables. De su boquita de piñón han salido improperios como: “su desconocimiento en la gestión es tan grande que no sabe ni cómo van las licitaciones", "parece que está muy entretenida en mi Instagram, debe ser que le gusto", "no puedo ocuparme de su frustración por no ser nada, ni nadie", "socialista machista”. Insultos que provocaron que sus adversarios elevaran una queja al alcalde por “insultos y agravios”.
Crítica cultural
¿Se acuerdan cuando criticó el concierto bluff de Rosalía? Levy trinó: “He de decir que bastante bluuff. Todo apostado a la imagen videoclip, sin conectar con el público, puesta en escena triste y un sonido francamente mejorable. Me quedo con la Rosalía del concierto 2019”. Se le cayó Twitter encima.
Admitámoslo, no nos tiene que gustar todo, pero cuando eres concejala, delegada o lo que sea que fuere de Cultura, vas por la patilla a los conciertos y te colocan en la zona vip donde cada entrada vale más de 200 pavos, igual, solo igual, es mejor que mantengas la boca calladita.
A todos nos pueden dar cera. Lamentablemente, desde que la cultura madrileña está en manos de esta señora que tiene la costumbre de recomendar lecturas en su cuenta del trino imitando a los críticos, pero leyendo las contraportadas, todo va de saldo.
La cultura de barrio brilla por su ausencia. Decidió arrumbar Matadero Madrid en el meandro del olvido. El centro de creación contemporánea que un día vio crecer la cultura entre sus paredes hoy agoniza en una mezcolanza sin alma. Se cargó el Centro de Artes Vivas, imagino porque no se le ocurrió a ella. Prometió que Matadero "se seguirá programando vanguardia”. ¿Vanguardia? ¿Qué vanguardia?
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