"Es que estamos fatal" es una frase entre jocosa y apocalíptica que, desde hace un par de años, se escucha constantemente en la calle y, en especial, en las consultas de los psiquiatras y psicólogos clínicos, saturadas de pacientes. Empezó siendo una mera guasa urbana, como agur a la pandemia, pero ha mutado en un lamento vano por reiterado. ¿Qué ha pasado para que nos autosugestionemos en clave negativa, incluso, hasta adoptar tintes tan desesperanzados? ¿Llega realmente la sangre del desaliento al río de nuestro día a día? Читать дальше...