El Ministerio de la corrupción
El caos ferroviario del pasado fin de semana fue accidental: un hombre que se arrojó a las vías y un tren vacío descarrilado y atascado en medio de un túnel. Factores imponderables, aunque luego Renfe y Adif tratasen como suelen, es decir, sin tacto ni miramientos, a los miles de pasajeros varados. Lo que sucede es que no hay semana, a veces ni día, en que el sistema no sufra por una u otra causa un colapso. Que la red de alta velocidad ya no es digna de su nombre porque sus otrora fiables tasas de puntualidad se han venido abajo. Читать дальше...