Si hay algo que defina al planeta Júpiter es, sin duda, su enorme mancha roja , el mayor sistema tormentoso del Sistema Solar y que fue observado por primera vez en 1655 por Giovanni Domenico Cassini. Pero un nuevo estudio llevado a cabo por científicos españoles bajo la dirección de Agustín Sánchez-Lavega, de la Universidad del País Vasco, sugiere que la Gran Mancha Roja que vemos en la actualidad no es la misma que observó el astrónomo italiano hace 369 años, sino que se formó más recientemente, a partir de una inestabilidad en los fuertes vientos atmosféricos del planeta. La edad real de la Gran Mancha Roja es una cuestión que lleva mucho tiempo sujeta a debate, y el mecanismo concreto que llevó a su formación sigue siendo, en parte, un misterio para los científicos. En el nuevo estudio, recién publicado en ' Geophysical Research Letters ', los investigadores utilizaron observaciones históricas que van desde el siglo XVII a la actualidad, y aplicaron después modelos numéricos que permitieron explicar tanto la longevidad como la naturaleza del espectacular fenómeno. «A partir de las mediciones de tamaños y movimientos -explica Sánchez-Lavega-, dedujimos que es muy improbable que la Gran Mancha Roja actual fuera la 'Mancha Permanente' observada por Cassini, que probablemente desapareció en algún momento entre mediados del siglo XVIII y XIX, en cuyo caso ahora podemos decir que la longevidad de la Mancha Roja no supera los 190 años». La Gran Mancha Roja de Júpiter es un vórtice atmosférico masivo, con un diámetro de unos 14.000 km, es decir, mayor que el de la propia Tierra (que es de 12.742 km). En su periferia, los vientos soplan a más de 450 kilómetros por hora y su tono rojo, debido a reacciones químicas de la atmósfera, contrasta marcadamente con las otras nubes pálidas del gigante gaseoso. La mancha ha intrigado a los científicos durante siglos, en parte porque su gran tamaño la hace visible incluso con telescopios pequeños. En 1665, Cassini descubrió un óvalo oscuro en la misma latitud en la que se encuentra la Gran Mancha Roja actual, y lo llamó 'Mancha Permanente', ya que tanto él como otros astrónomos la observaron hasta 1713, cuando le perdieron la pista. No fue hasta 1831 cuando los científicos volvieron a observar una estructura clara y ovalada en la misma ubicación. Y son precisamente estas observaciones intermitentes las que suscitaron el debate de si la Gran Mancha Roja actual es la misma, o no, que la que se observó en el siglo XVII. En su estudio, a partir de las fuentes históricas disponibles, Sánchez-Lavega y sus colegas analizaron la evolución del tamaño, la estructura y la ubicación de la mancha a lo largo del tiempo. «Ha sido muy motivador e inspirador -explica el científico- recurrir a las notas y dibujos de Júpiter y su Mancha Permanente realizados por el gran astrónomo Giovanni Domenico Cassini, y a sus artículos de la segunda mitad del siglo XVII describiendo el fenómeno». En 1879, se explica en el estudio, la Mancha Roja, medía 39.000 kilómetros en su eje más largo, pero su tamaño se ha ido reduciendo hasta los aproximadamente 14.000 km actuales y, al mismo tiempo, se ha vuelto más redondeada. Desde la década de 1970, varias misiones espaciales han estudiado este fenómeno meteorológico de cerca. Las observaciones más recientes fueron hechas por la sonda Juno, y han revelado que la Gran Mancha Roja es poco profunda y delgada: información muy útil para los científicos que tratan de entender cómo se formó. Los investigadores, en efecto, llevaron a cabo simulaciones informáticas usando dos modelos del comportamiento de vórtices delgados en la atmósfera de Júpiter. Y hallaron que la Mancha pudo haberse formado como consecuencia de una súper tormenta gigantesca, similar a las que a veces se observan en Saturno. De este modo, la Mancha Roja puede ser fruto de la fusión de múltiples vórtices más pequeños, o también deberse a una inestabilidad en los vientos atmosféricos, que en las simulaciones producían células atmosféricas alargadas similares. Sin embargo, estos resultados indican cómo era la Mancha cuando se formó, pero no se corresponden con la Mancha actual. Según los investigadores, la inestabilidad de los vientos pudo producir una 'proto Gran Mancha Roja' que luego se redujo con el paso del tiempo, dando lugar a la Gran Mancha Roja compacta y de rápida rotación que se observó a partir del siglo XIX. El trabajo, sin embargo, no ha terminado. Futuras investigaciones tratarán de reproducir el proceso de reducción de la Gran Mancha Roja a lo largo del tiempo, para averiguar qué tipo de mecanismos hacen que pueda permanecer durante un periodo tan largo. Los investigadores también pretenden predecir si, finalmente, la Gran Mancha Roja terminará por desintegrarse y desaparecer cuando alcance un límite de tamaño, como podría haberle ocurrido a la Mancha Permanente de Cassini, o si por el contrario se estabilizará en un tamaño en el que podría durar muchos años más.