Noventa minutos antes de que el balón eche a rodar en Lisboa, es sabedor el Atlético que su estadio quedará parcialmente cerrado durante tres partidos, el colofón a tres días en los que el fútbol ha pasado a un muy segundo plano. Pero debe abstraerse el conjunto rojiblanco de todo lo extradeportivo y sumar tres nuevos puntos europeos. Para ello, Simeone recurre de inicio a Lino y Correa, además de Witsel por el lesionado Le Normand. Enfrente, el Benfica de Di Maria. A pesar de sus 36 años, mantiene el argentino su desborde y verticalidad. Dribla el campeón del mundo entre cuatro defensores y encuentra el desmarque de Pavlidis, bien atento Witsel para interceptar su disparo. En el posterior saque de esquina lo intenta de nuevo el griego, pero un Oblak rápido de reflejos repele el cabezazo del heleno. Se respetan ambos conjuntos de inicio. Hasta que los portugueses, en su primer intento de presión agobiante, encuentran petróleo. Reinildo y Lino no logran mantener la posesión y Koke, al tratar de controlar, le deja un balón franco a Aursnes. El noruego visualiza a un liberado Aktürkoglu en el latifundio entre Llorente y Witsel, recibe el balón el truco, que controla y define a la perfección para adelantar a los suyos. El Atlético, de nuevo desubicado lejos del Metropolitano. Los de Simeone, sin ideas para atacar y sin capacidad para incomodar al Benfica. Únicamente Lino propone algo diferente. Tras la salida del lesionado Llorente por Molina, el brasileño se encuentra con el larguero al buscar un centro con dirección al argentino. Lo más parecido a una ocasión de la que disponen los rojiblancos. En la última jugada de la primera mitad, se duerme la zaga colchonera en un saque de banda y Di Maria, solo a su espalda, galopa hacia el área. Su disparo, rechazado por Giménez, cae en las botas de Pavlidis. El disparo del griego salva la oposición de Oblak, pero se topa con el palo y el Atlético se salva del segundo por centímetros. Tras el paso por vestuarios, a pesar de la entrada de Javi Serrano, Gallagher y Sorloth, el panorama atlético no es menos desolador. Un error de Giménez en salida termina con Pavlidis, omnipresente el heleno en el ataque de las águilas, progresando en el área. Recibe el ariete dos pisotones, uno en cada bota, por parte de Gallagher y Giménez. Gözübüyük, colegiado del encuentro, no señala infracción alguna, pero tras revisar la acción en el VAR indica la pena máxima. Di María, sobrado de experiencia y galones, asume la responsabilidad y engaña a Oblak para doblar la ventaja local. Sigue sin reaccionar el Atlético y el Benfica amenaza con propinarle una dolorosa goleada. El argentino asiste primero a Pavlidis, cuya cabeza no impacta del todo con el balón, recogido sin apuros por Oblak. Un minuto después, el Fideo vuelve a castigar la falta de atención a la espalda de la defensa rojiblanca y se planta mano a mano ante el meta esloveno. Se obnubila con la posibilidad del doblete, no advierte de que el griego y Aktürkoglu esperan en el segundo palo para empujar su pase de la muerte, y su centrado disparo se topa con el cuerpo del portero balcánico. Pasan los minutos, el conjunto luso administra como quiere su ventaja, mientras los de Simeone se muestran a merced absoluta de los de Bruno Lage. Recuperado el aliento y con el refresco proveniente del banquillo, vuelve a la carga el Benfica para ampliar su cómoda ventaja. El maravilloso saque de esquina botado por Beste, tan preciso como deficientemente defendido por el Atlético, es rematado en el segundo palo por Bah. La nueva Champions premia la diferencia general de goles, algo que mantiene tanto el empuje de los lisboetas como el hundimiento máximo del conjunto colchonero. Amdouni encara en el área a Giménez, se deshace con facilidad del uruguayo y, antes de definir, es derribado por Reinildo. Con demasiada demora, pero el árbitro neerlandés señala un nuevo penalti, esta vez convertido por Kökçü. Naufragio del Atlético en Lisboa, que eleva a la enésima potencia su inoperancia lejos del Metropolitano.
