El eterno Partido de la unidad
«¿Cuál es, a juicio de ustedes, el nombre que debe tener nuestro Partido?, preguntó el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz frente a un abarrotado teatro capitalino Chaplin, hoy Karl Marx, el 3 de octubre de 1965. La respuesta inmediata, al unísono, de miles de almas congregadas en el recinto no se hizo esperar: Partido Comunista de Cuba.
Con la fervorosa proclama, hace ya 59 años, iniciaba también un camino de compacta unidad, luego de la constitución del primer Comité Central del Partido, integrado por «quienes, tanto en la lucha por la Revolución, como en la lucha por la consolidación, defensa y desarrollo de la Revolución, han trabajado y han luchado tesonera e incansablemente».
Aquel histórico acto de reafirmación de principios e ideales innegociables por la Revolución, deparó una ausencia en particular. Se trataba del hombre que poseía todos los méritos y virtudes necesarias en el grado más alto para pertenecer a dicho Comité Central y que, sin embargo, no figuraba entre sus miembros: el Comandante Ernesto Che Guevara.
Fue el propio Fidel quien dio lectura a la carta de despedida del Guerrillero Heroico más autóctono que se conozca, y uno de los principales inspiradores en la creación de nuestro Partido. Ante la expectativa popular por la ausencia del querido combatiente internacionalista, millones de cubanos escuchaban bien de cerca en la radio las ideas del Che resumidas en la voz firme, pero intermitente, de Fidel.
«Otras tierras del mundo reclaman el concurso de mis modestos esfuerzos (…). Sépase que lo hago con una mezcla de alegría y de dolor, aquí dejo lo más puro de mis esperanzas de constructor y lo más querido entre mis seres queridos… y dejo un pueblo que me admitió como un hijo; eso lacera una parte de mi espíritu», escribió en su misiva el Guerrillero Heroico.
También por esas coincidencias de la historia, en la misma fecha, ocurría la fusión de los periódicos Revolución y Hoy, para crear uno nuevo diario que llevaría el nombre de Granma, «como símbolo de nuestra concepción revolucionaria y de nuestro camino». Desde entonces, el órgano del Comité Central del Partido lleva plasmado en sus páginas el símbolo de nuestras ideas revolucionarias, que son también martianas, fidelistas y guevarianas.