El Premio Internacional de Investigación Princesa de Girona 2024 acaba de destacar el trabajo de la científica venezolana Yarivith González, ingeniera química que investiga sobre el reciclaje de metales de las baterías de iones de litio. Justamente, uno de esos elementos clave en las varias transiciones ahora en marcha -la de movilidad o la tecnológica- y que se ha convertido, en paralelo, en fuente para cada vez más chatarra tecnológica. La filosofía de González es la de hacer una ciencia «amigable con el medioambiente», lo que implica «un profundo sentido de responsabilidad y comunidad». «Como científicos, no solo buscamos generar conocimiento, sino hacerlo de manera que beneficie a la sociedad en su conjunto y proteja nuestro planeta», explica. -¿Son los cementerios de móviles, de chatarra electrónica, que ahora existen por todo el mundo un despilfarro? -Desde mi perspectiva, lo más importante aquí es pensar desde el punto de vista medioambiental y la responsabilidad de la gestión del residuo. Existe una gran cantidad de recursos que no están siendo aprovechados, que representan un potencial económico y que terminen en la basura es desaprovecharlos. Por ejemplo, reaprovechar un metal que fue previamente extraído y darle una segunda vida sin duda trae grandes beneficios medioambientales, sociales y económicos. Potencia la economía circular y disminuye el impacto ambiental. -¿Sabemos realmente cuántos desechos electrónicos existen ahora en el mundo y qué impacto tienen en el entorno y en nuestra salud? -Se estima que en 2023 se generaron más de 50 millones de toneladas de desechos electrónicos a nivel mundial. Contienen sustancias tóxicas como plomo, mercurio o cadmio, que pueden contaminar el suelo, el agua y el aire, afectando gravemente el medioambiente. En cuanto a la salud, la exposición a estos materiales puede causar problemas neurológicos, respiratorios y cáncer en personas que están expuestas a ellos sin protección adecuada. La correcta gestión y reciclaje son cruciales para mitigar estos impactos. -¿Este dato te motiva todavía más a seguir investigando? -Esta realidad me motiva profundamente a investigar sobre su reciclaje, porque el impacto ambiental y en la salud es alarmante. Saber que una gran parte de estos desechos no se maneja de manera adecuada y que terminan contaminando nuestros ecosistemas refuerza la necesidad de encontrar soluciones más eficientes y sostenibles. Además, investigar cómo mejorar los procesos de reciclaje y promover políticas que impulsen la recolección responsable puede marcar una gran diferencia en la reducción de estos daños. Es una oportunidad para contribuir al cuidado del planeta y proteger a las futuras generaciones. -¿Cuánto necesita la movilidad verde al reciclaje? -No es factible hacer una transición completa a la movilidad verde sin involucrar el reciclaje de materiales. No solo reduce la necesidad de extraer nuevos recursos, sino que también ayuda a gestionar de manera más eficiente los desechos tecnológicos, cerrando el ciclo de vida de los productos y minimizando su huella ambiental. -El litio es un material clave. Reciclarlo es caro y complejo. ¿Es esto algo que se puede superar? -Precisamente de eso trata mi investigación. Sí es posible reciclar el litio y existen muchas iniciativas que avanzan día a día en métodos más eficientes para lograrlo. Es importante resaltar que los avances en este tema están ocurriendo a una velocidad vertiginosa. También debemos entender que todo cambio de paradigma se encuentra con resistencias de todo tipo, tanto de comunicación como técnicas. Estas barreras deben ser superadas con el apoyo y la voluntad política y social de todos los actores, para seguir impulsando y posicionando estas nuevas tecnologías. El hecho de que sea un material caro y complejo de obtener realza la importancia de implementar estos métodos y continuar investigando -Los cambios en la normativa medioambiental europea obligarán a usar materiales reciclados en la elaboración de productos. ¿Crees que será un espaldarazo al uso de litio reciclado? Sí, definitivamente. Los cambios en la normativa medioambiental europea son cruciales para fomentar la transición hacia una economía más circular y sostenible. Estos instrumentos legales que promueven la responsabilidad ecológica son esenciales para impulsar el reciclaje de materiales como el litio, el cobalto o el níquel, ya que no solo crean incentivos para el desarrollo de tecnologías más eficientes, sino que también obligan a las industrias a adoptar prácticas más responsables. Este tipo de regulaciones acelerará la adopción del litio reciclado en la producción de baterías y otros productos clave para la transición energética. -Una de las piedras angulares de tu trabajo es promover la ciencia y tecnología en América Latina, como destaca el jurado del Premio Princesa de Girona. ¿Somos a nivel global demasiado dependientes de la innovación de Estados Unidos o China? -Sí, a nivel global existe una gran dependencia de la innovación que proviene de Estados Unidos y China, quienes lideran en investigación y desarrollo. Esto concentra gran parte de los avances tecnológicos y científicos en esas regiones, dejando a otras como América Latina en un papel más pasivo, principalmente como consumidoras de tecnología. La labor de instituciones como la Fundación Princesa de Girona es fundamental para cambiar esta realidad. Al destacar y apoyar a jóvenes talentos, científicos y emprendedores en América Latina, la fundación contribuye a crear polos de conocimiento en la región, fomentando la innovación local y abriendo nuevas oportunidades para que América Latina sea un actor activo en el desarrollo global. Esto no solo diversifica las fuentes de innovación, sino que impulsa el crecimiento sostenible y la autonomía científica y tecnológica de la región. -¿Tiene todavía más complicado el Sur global competir o crear su propia innovación? -Aunque el Sur global enfrenta desafíos importantes para competir, es esencial recordar que incluso los líderes del sector también se enfrentan a un nivel de competencia muy desafiante. La innovación es un campo donde todos los actores, independientemente de su tamaño o ubicación, se ven constantemente empujados a superarse. Sin embargo, estos desafíos no deben ser vistos como barreras insuperables, sino como una motivación para avanzar. Las dificultades, lejos de detenernos, son el motor para seguir avanzando y crear un impacto duradero.
