La Audiencia de Sevilla ha acogido este lunes el inicio de un juicio con jurado por un homicidio en el que perdió la vida un ciudadano marroquí con 31 años, que se ganaba la vida como gorrilla en el barrio sevillano de El Cerezo , en «una noche de primavera» de 2023 tras recibir varias puñaladas durante una reyerta con un joven de origen colombiano, que se sienta desde hoy en el banquillo para enfrentarse a 14 años y medio de cárcel. Hoy era el turno de las alegaciones previas y de la declaración del acusado, pero entre todo lo escuchado en la sala lo más llamativo ha sido la alocución del representante del Ministerio Público. José Escudero es el fiscal delegado de Vigilancia Penitencia de Sevilla y el encargado de este caso. Su intervención, lejos de arremeter contra el acusado, ha procurado humanizar la Justicia y para ello ha pedido «un favor» al jurado popular para hacer que el acusado al terminar el juicio «salga de aquí seguro de que ha tenido un juicio justo . Esto es una sala de Justicia». Como fiscal experto en materia penitenciaria conoce la realidad de las prisiones de Sevilla y ha asegurado que las posibilidades de reinserción real del acusado, entendiendo la reinserción como la recuperación para una vida con respeto a las normas sociales, « depende de la conciencia del acusado de haber tenido un juicio justo ». «Procuremos que sea así entre todos», ha añadido el fiscal. Pero el «favor» que el fiscal ha pedido al jurado popular ha ido más allá, con el fin de esclarecer las verdaderas circunstancias de una muerte terrible para dos personas, la víctima y el acusado. Y esas verdaderas circunstancias «no significan necesariamente emitir un veredicto de culpabilidad». El acusado, Mohamed, llegó a España, como tantas otras personas, « buscando una vida mejor que la que tenía en su país». No se sabe cuándo llegó, ni cómo, a Sevilla. No tenía familia. Un pariente lejano reclamó su cuerpo para ser enterrado en su país natal, aunque el fiscal desconoce si finalmente se llevó a cabo este traslado del cadáver. Se ganaba la vida en Sevilla como aparcacoches. «Nadie ha preguntado por él, nadie representa aquí sus intereses por una muerte terrible, innecesaria, evitable. Murió fuera de su país y solo». La otra «víctima» es el acusado. Un joven colombiano de unos 27 años sin arraigo familiar en Sevilla y en situación irregular desde que llegó a España en 2022. No tiene trabajo estable. Vivía en un piso en la calle Hermano Pablo, conocida en el mundo de la criminalidad y de la droga en Sevilla. Luis, apodado 'Fredy', se vio envuelto, según el fiscal, en una situación de la que él mismo reconoce la autoría. Vivirá con esta «loza» toda la vida . «No creo que esté orgullo de esto», ha añadido el fiscal. La defensa, en una intervención más breve y ligera, ha expuesto la existencia de una pelea entre los dos protagonistas , que tenían una mala relación previa. Ha destacado que la víctima era conocida en el barrio por su conflictividad. Ha insistido en que su cliente actuó en legítima defensa, por eso pide su absolución o, en caso de ser condenado a homicidio, se tenga en cuenta las atenuantes de drogadicción y confesión. El acusado, en su interrogatorio, no ha despejado una de las grandes dudas del caso, quién portaba un cuchillo durante la pelea. Él asegura que era de la víctima, y que durante el forcejeo , sin saber cómo y «sin querer», se lo clavó en su cuerpo. En instrucción dijo que él fue por un cuchillo ante el temor de que la víctima volviera al parque donde se encontraba con su pareja y dos amigos con un cuchillo. La tarde del 2 de mayo el acusado y sus amigos estuvieron todo el día «bebiendo» y consumiendo drogas. Eso ha asegurado. Entonces tuvo una pelea con la víctima porque Luis se negó a comprarle un móvil. La víctima, según ha declarado, lo insultó y lo acosó. Entre las dos y las tres de la madrugada del día 3 de mayo ocurrió la pelea. El fiscal ha intentado que el acusado explicará por qué huyo sin ayudarlo, sin llamar a una ambulancia. La razón aducida es el miedo ante la presencia de una «multitud» de amigos de la víctima, aunque resulta que sólo eran dos. Se ha mostrado arrepentido, «mucho» , por lo que ha hecho aunque no era consciente de que las heridas pudieran causarle la muerte. Una semana después fue detenido por la Policía Nacional. En la cárcel se ha casado con su pareja y espera un hijo.