Los niños están en constante aprendizaje y, a veces, ante un mal comportamiento o cuando dicen algo que no está bien, los adultos tienen la obligación de darles una lección . En el caso de este profesor, de una forma de lo más original y enriquecedora. El docente es Santi Villa, quien ha contado a través de su cuenta de X, antes Twitter, lo que hizo con sus alumnos de sexto de primaria el día que uno de ellos dio una mala contestación. Lejos de seguir un castigo o una reprimentda, les dio la oportunidad de conectar con la mujer que limpiaba su clase. La situación era la siguiente: en clase tenían el deber de dejar todo lo más recogido y limpio posible y, ante la petición de Santi de que recogieran un papel del suelo, uno de los estudiantes respondió: «Que lo recoja la limpiadora» . Con esta situación, el profesor, además de enseñarles que no hay que dar por hecho que quien limpia es una mujer, quiso llevar a cabo una idea con la limpiadora, llamada Clementina. Santi le pidió a la trabajadora de la limpieza que, cuando llegar a limpiar, pusiera una nota a los alumnos en una pizarra, la cual verían al día siguiente. Cuando el docente explicó a los alumnos lo que pasaba, sin desvelar la identidad de Clementina, estos se emocionaron mucho al ver la buena nota. Santi les prometió que si en la semana conseguían cuatro 9 o 10, el viernes darían una clase en el patio , algo que les motivó mucho, como cuenta en uno de las publicaciones donde expone la historia. Los alumnos pronto empezaron a dejar preguntas a la limpiadora, creándose una especie de comunicación a través de la pizarra, y descubrieron quién era Clementina . Algunos días, ella dejaba una nota algo más baja y les daba la explicación para que aprendiesen. «Llegó un día que nos anunció que se marchaba... Así que organizaron una visita para poder ir a dar las gracias en persona a Clementina. Y le prepararon dibujos y cartas», cuenta Santi. Al dar voz e importancia al trabajo de Clementina, el profesor consiguió que los niños comprendieran que es importante facilitar y valorar el trabajo de los demás pero, sobre todo, aprendieron a ser agradecidos, tener más empatía y a ser generosos con los demás. Santi cuenta que, pasados cinco años desde que esto ocurrió, no se olvidan de Clementina. Los comentarios a esta historia han aflorado coincidiendo en lo mismo: se trata de una bonita historia de aprendizaje y muchos se preguntan que habrá sido de la mujer.