Tras echar un repaso somero a la auditoría de
Grant Thornton, uno acierta a comprender por qué la directiva de
Laporta se esconde en una asamblea telemática, no prevista en los Estatutos, en lugar de dar la cara en una presencial. El principal motivo es, sin duda, la catástrofe económica que encabeza la palanca de
Bridgeburg (
Barça Vision), que ha supuesto unas pérdidas de 91 millones, como consecuencia del “incumplimiento del plan de negocio previsto”, según señala el auditor, que esta vez no se tragó el sapo de 2023. Ni se tragará el de 2025, ya que, si no se remedia, habrá una cantidad similar de pérdidas hasta cubrir los
208 millones que el club se adjudicó como activo de un negocio ful, que motivó la retirada de los inversores. La única palanca que funcionó fue una gentileza de
Florentino, que nos puso en bandeja Sixth Street, que se quedó con el 25% de los derechos de
TV de LaLiga del
Barça durante 20 años, a cambio de una cantidad no revelada. En una asamblea presencial se capta la reacción de la sala, que no en una telemática. Ese escudo servirá para no explicar otras cosas inexplicables como un patrimonio negativo de
94 millones y un fondo de maniobra también negativo de
218. Las deudas (
Espai Barça aparte) ascienden a
815, de los que
659 son con bancos.
Seguir leyendo...