El día de la Hispanidad quiso dejar varios litros de agua para la ciudad, tan necesarios, por otra parte, en tiempos difíciles. Sin embargo, no permitió que Sevilla disfrutara de tres grandes hermandades : el Rosario de los Humeros, la Virgen del Pilar y Madre de Dios del Rosario. Desde al alba al atardecer el tiempo prácticamente no dio tregua. Los Humeros, como así es conocida, no pudo salir en esa primera hora de la mañana hacia Santa Rosalía ni regresar por esos bellos rincones del barrio de San Vicente. Tampoco el Pilar pudo hacerlo por San Pedro, aunque en dos meses irá a la Catedral y regresará de manera triunfal a su sede canónica. Madre de Dios del Rosario, una de las hermandades más destacadas, se quedó en casa. El destino quiso que no pudiera pasearse por Triana en una jornada marcada en rojo por muchos, especialmente por aquellos que ya no están y tanto dieron por esta hermandad. De ellos se aprendió que comienza una nueva cuenta atrás y queda mucho por hacer en honor a la patrona de los capataces y costaleros de Sevilla. Es la hermandad de gloria con más hermanos en Sevilla y está en continuo crecimiento. Esta hermandad, que nació en el siglo XVII en Triana, aún perdura después de tantos siglos en la Catedral del barrio, es decir, en la iglesia más antigua de Andalucía. Cuenta un patrimonio sublime, desde su casa hermandad de Aníbal González, pasando por su capilla, piezas de gran envergadura y con una talla de gran nivel. Esta vez no quiso salir; así lo dispuso la Virgen. Sin embargo, no faltó el merecido tributo a la banda del Maestro Tejera, que ha cumplido 120 años acompañando a Madre de Dios del Rosario, una cifra que se dice pronto. Desde 1904, esta formación musical está unida a esta hermandad, siendo la que más tiempo ha acompañado a la Reina de Todos los Santos, su hermandad, al igual que la Cena. La familia Tristán, por su parte, forma parte de la patrona de los capataces y costaleros de por vida. Así lo decidió el cabildo de hermanos, y en este atípico 12 de octubre, la corporación quiso rendir homenaje a José Manuel Tristán y a su hija, María del Mar Tristán. Antes, la banda interpretó 'Hermanos costaleros', de Abel Moreno, evocando aquella marcha tan popular en los años noventa, frente a una sublime imagen vestida por Joaquín Gómez. La interpretación continuó con 'Soleá, dame la mano' de Font de Anta, una de las piezas favoritas del director, y la primera que suena cada Día de la Hispanidad en el interior de Santa Ana. Por tanto, la banda del Santísimo Cristo de las Tres Caídas y la banda del Maestro Tejera, son hermanas honorarias de Madre de Dios del Rosario, casi nada, al nivel de una hermandad con tanto empaque, con tanta historia y con patronazgo que lleva día a día por bandera. Cada 12 de octubre, para quien ama a la Virgen, es un momento de iniciar un nuevo año, de encomendarse a tantas personas que tanto lucharon por esta hermandad. Por eso, no faltaron las lágrimas entre algunos de los asistentes, pues recordar a los que no están —que, en realidad, sí lo están, porque forman parte de ese paso repleto de querubines y viven en cada mención de su nombre— es señal de una presencia muy viva. Sería una lista interminable, empezando por el apellido Basterra, siguiendo por Borrero, Ariza, Villanueva, León, López o Rechi, por citar a algunos sin tener la necesitar de tener un apellido o nombre conocido, es una lista interminable, hasta irse al presente con Yruela al frente, seguido un nutrido grupo de hermanos que no cesan en engrandecer a esta imponente talla. Este año, el nombre más recordado fue el de Amparo . Era la número 2 de Madre de Dios del Rosario y ha sido nombrada camarera honoraria, un reconocimiento que se quería otorgar antes de su partida, pero la Virgen quiso recogerla antes de su nombramiento. Faltó su voz para entonar la salve, como cada domingo, aunque su presencia se sintió profundamente entre todos. Muchos de estos hermanos descansan muy cerca de su gran devoción. Termina un año, comienza otro de una hermandad, aunque sea de gloria, es peculiar, porque su vida no cesa en ningún momento del año, está presente en los corazones de cientos de hermanos que la llevan dentro día a día. Era el día grande, no el más importante, aunque en Triana, como así indicaba la Taberna la Plazuela, el 12 de octubre es un día importante en el barrio, pero lo continuará siendo si cualquier día entran en Santa Ana y giran su mirada a la izquierda.