«Los centros de retorno crean una nueva dependencia de la UE respecto a terceros países con los que negocia la adhesión»
¿Cómo valora el método del Gobierno de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, para hacer frente a la crisis migratoria? Varias organizaciones internacionales han denunciado la violación sistemática de los derechos humanos de esta nueva política.
Hoy se ha introducido de facto una nueva política migratoria de la Unión Europea considerada ilegal hace solo unos años, sancionando así la muerte del llamado Pacto sobre Migración y Asilo. Italia fue pionera –con el imprimátur de la UE– al sacar de la isla siciliana de Lampedusa a 16 migrantes varones en un buque de la marina tras ser rescatados en el mar y llevarlos a Albania. Allí es donde las autoridades italianas pretenden reunir a todos los inmigrantes varones interceptados en aguas internacionales (hasta 36.000 varones al año) en su intento de cruzar a Europa desde las costas del norte de África. Juegan a tramitar sus solicitudes de asilo, ya que se han creado nuevas instalaciones de tramitación, entre ellas un centro de acogida, un centro de repatriación para los destinados a la deportación a sus países de origen y un centro para los que tienen antecedentes penales. La supuesta razón de ser de la nueva política consistente en un centro de retorno es la incapacidad de la UE para expulsar a las personas que llegan ilegalmente. Por término medio, sólo uno de cada cinco extracomunitarios a los que se ha ordenado salir lo ha hecho.
Muchos líderes políticos europeos, incluida la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, ven con buenos ojos estas medidas. ¿Cree que se convertirán en el nuevo modelo migratorio en Europa?
El Consejo de la UE se dispone a respaldar este nuevo planteamiento (pese a no ser el legislador) y Ursula von der Leyen a convertirlo en política de la UE.
¿Puede la respuesta del Gobierno italiano ser eficaz a largo plazo? Por el momento, el número de llegadas a sus costas ha disminuido.
Todavía no se ha determinado si los centros de retorno son eficaces, pero es evidente que crean una nueva dependencia de la UE respecto a terceros países con los que negocia la adhesión, como Albania.