El Papa Francisco está convencido de que el hambre y la guerra van de la mano, y por eso ha apoyado el «Día Mundial de la Alimentación» con una carta personal a Qu Dongyu, director general de la FAO, y un mensaje en redes sociales en el que solicita que los gastos de la guerra se transformen en inversiones contra el hambre y en los sectores sanitario y educativo. El Stockholm International Peace Research Institute calcula que el gasto global en armas en 2023 fue de 2.443 millardos, un 6,8% más que el año anterior. Según la ONU, «a pesar de que los agricultores producen alimentos suficientes para alimentar a más personas de la población mundial, unos 733 millones de personas se enfrentan al hambre debido a los conflictos, las repetidas crisis climáticas y las recesiones económicas». «En la guerra emerge el peor lado del hombre: egoísmo, violencia, mentira. ¡Rechacemos la lógica de las armas y convirtamos los enormes gastos militares en inversiones para combatir el hambre, la falta de asistencia sanitaria y de instrucción!», ha escrito Francisco en la mañana de este miércoles en la red social X . Además, durante la audiencia general de este miércoles ha suplicado a los católicos que no olviden «a los países en guerra: a la atormentada Ucrania, Palestina, Israel, Myanmar. No olvidemos que la guerra siempre, siempre, es una derrota». La petición del Papa de reducir globalmente el gasto en armas para destinarlo al desarrollo social se remonta explícitamente a octubre de 2020. Ese mes, en su encíclica «Fratelli tutti», propuso instituir una especie de fondo mundial «con el dinero que se usa en armas y otros gastos militares, para acabar de una vez con el hambre y para el desarrollo de los países más pobres, de tal modo que sus habitantes no acudan a soluciones violentas o engañosas ni necesiten abandonar sus países para buscar una vida más digna». En diciembre de 2023, en el discurso que envió a la Cop 28 de Dubai, renovó esa propuesta, sin recibir ninguna respuesta concreta. «¡ Cuántas energías está malgastando la humanidad en las numerosas guerras en curso, como en Israel y Palestina, en Ucrania y en muchas regiones del mundo; conflictos que no resolverán los problemas, sino que los aumentarán! ¡Cuántos recursos desperdiciados en armamento, que destruyen vidas y arruinan la casa común!», dijo. «Muchos prefieren invertir en armas que resolver el hambre en el mundo», lamentó el pasado 21 de septiembre durante un encuentro con la policía italiana. Francisco ha intervenido también en el Día Mundial de la Alimentación a través de una carta personal al director general de la FAO, en la que reconoce que «el derecho a alimentos para tener una vida y un futuro mejores» está «frecuentemente menoscabado y no aplicado con justicia, lo que conlleva nocivas consecuencias». El Papa propone «actuar animados por la fraternidad» para garantizar el derecho a alimentarse de un modo correcto y que «este planeta que Dios nos ha dado sea un jardín abierto a la serena convivencia». Dice que es el paradigma de la «ecología integral», que supone «tener en cuenta las necesidades de cada hombre y de todo el hombre, y proteger su dignidad en su relación con los demás y en estrecha conexión con el cuidado de la creación». Francisco además asegura en su carta que la Santa Sede cooperará con el organismo de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación, la FAO, «para que todos puedan disponer de alimentos en cantidad y calidad adecuadas para sí mismos y para sus familias, para que cada persona pueda llevar una vida digna y para que se derrote definitivamente la dolorosa lacra de la miseria y el hambre en el mundo».
