Ya es oficial. La nave sin rumbo que era la selección inglesa tiene nuevo timonel. Y la sorpresa, por lo rápido de la contratación, es que el alemán
Thomas Tuchel será el nuevo seleccionador desde el 1 de enero y, como mínimo, hasta después del Mundial de 2026, cuando se cumplirán 60 años de la última y única vez que Inglaterra fue campeona del mundo. El reto para
Tuchel es importante. Jugadores, los tiene para que los ‘Three Lions’ jueguen mucho mejor de lo que han venido haciendo con los últimos parches en el banquillo. Lo de
Lee Carsley, como sucesor de
Gareth Southgate, ha sido una broma de mal gusto. Tiene mucho mérito que Inglaterra perdiese en casa contra Grecia del jueves pasado. Fue la gota que colmó el vaso. Si en Inglaterra, muchos aficionados y gente con mucho poder en la Federación suspiraban por que en junio, cuando
Pep Guardiola terminaba su contrato con el Manchester City, fuera designado seleccionador inglés, las circunstancias lo han precipitado todo. En año nuevo,
Tuchel estará al mando y las ilusiones futbolísticas de medio país se desvanecen. Con un currículum tan migrado de títulos y con tantos cracks seleccionables, que tanto Pep como
Tuchel conocen a la perfección, es el sitio ideal para triunfar. Mejorar lo que hay no iba a ser muy difícil. Sin embargo, mientras a Guardiola le habrían recibido como el salvador, el arisco alemán se encuentra, de entrada, con la prensa en contra. La portada del Daily Mail, con su titular de “Un día negro para Inglaterra”, no parece, precisamente, una alfombra roja de bienvenida. En Manchester, en cambio, este nombramiento les da más esperanzas que, a pesar de la marcha de Begiristain, Pep renueve y siga su idilio y su racha triunfal.
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