El secreto de la eterna juventud . Poder parar el reloj biológico y no envejecer. Una nefelibata esperanza que no está todavía al alcance del ser humano, pero sí de algunos especies del reino animal capaces de detener y adelantar al tiempo para salvaguardar su propio bienestar. Un nuevo hallazgo, el de un biólogo español, abre la puerta a un nuevo escenario para entender cómo funciona el reverdecer de las medusas. El biólogo valenciano Joan-Josep Soto , que analiza el comportamiento de estos animales desde hace seis años en la Universidad de Bergen (Noruega), encabeza una vía de estudio que ha descubierto como la medusa nuez de mar -en realidad, ctenóforo Mnemiopsis leidyi - es capaz de volver a un estado larvario en condiciones adversas y que, cuando desaparecen, replica el proceso a la inversa para madurar de nuevo. Es decir, según explica Soto a ABC, esta especie de ctenóforo -una suerte de prima de las medusas- cambia su morfología de adulto a larva y viceversa , según las condiciones ambientales a las que está sometida, según ha probado en su estudio basado en pruebas mediante el sometimiento a la inanición prolongada y al daño físico. Este hallazgo con sello español constituye la primera observación del fenómeno para este grupo de animales similares a las medusas. Se trata del segundo animal donde se ha observado que puede rejuvenecer después de reproducirse sexualmente, después de la medusa Turritopsis dohrnii, conocida popularmente como la ' medusa inmortal '. «Lo ves y parece que tiene semanas de vida, pero a lo mejor tiene más de un año», comentaba el biólogo en una entrevista con la televisión pública valenciana À Punt. De acuerdo con este estudio, la capacidad de la medusa a rejuvenecer podría explicar cómo sobrevivió a viajes transoceánicos atrapada en el lastre de barcos durante semanas con escasos alimentos hasta convertirse en una especie invasora, primero en el Mar Negro y después en más localizaciones de Europa y Asia. « Cuando tienen un mal día, básicamente se desintegran », explicaba Soto a la revista Science. «La aparición de un desarrollo inverso plantea cuestiones ecológicas, evolutivas y de desarrollo fundamentales. Esperamos que nuestro estudio abra nuevas vías de investigación en este tema fascinante pero poco estudiado, tanto dentro como fuera de los ctenóforos», señala el científico valenciano que reside en Noruega. Pese a que este descubrimiento abre «muchas puertas», según defiende Soto, para estudios posteriores que permitan entender mejor el proceso de rejuvenecimiento en algunas especies, y que pueden centrarse en entender mejor este proceso a nivel celular y molecular dentro de estos parientes lejanos de las medusas, todavía está lejos que se puedan llegar a asociar al ser humano. «Si esto tiene una aplicación potencial real y directa sobre el ser humano a corto, medio o largo plazo, es todavía difícil de prever». confiesa el experto a este periódico. «La razón es que estos animales están extremadamente lejos de los humanos desde el punto de vista evolutivo, y por lo tanto su maquinaria genética y molecular es completamente diferente a la nuestra», sigue. No obstante, afirma que «esto no quiere decir que sea imposible , simplemente no evaluable en este preciso instante, puesto que no sabemos dónde exactamente radica esta potencialidad de rejuvenecer».