La universidad de Ronald Chinchilla
Siendo escolar, Ronald Chinchilla vio a don Joaquín García Monge develar un busto de Joaquín García Monge ante la Escuela Joaquín García Monge. El hombre-libro estaba allí, y, fascinado por esa celebración municipal del surrealismo, Ronald se prometió vivir entre libros. Su decisión no tuvo vuelta de hoja.
El tiempo —el gran acompañante— llevó a Ronald por la vida, y él fue cumpliendo su sueño lúcido de empapelar los días con los libros. Junto con amigos que resultaron no serlo, creó una empresa, pero esta fracasó, y Ronald fue el único que aceptó pagar las deudas. No era un hombre adinerado, de manera que tomó la decisión más dolorosa: vender sus libros para cumplir con sus acreedores.
Así fue como, cierto día, hace 35 años, Ronald Chinchilla alquiló un local en la avenida 10 de San José y abrió una reventa de libros a la que tituló “Expo 10″ (por la avenida). Como es obvio, las reventas de libros no tienen nombre, sino título.
Con los años, sucesivamente, la librería de Ronald ocupó cuatro locales, hasta llegar al actual, en la avenida 14. Por su variedad de títulos, antiguos y nuevos, es la librería más grande de Costa Rica. Como las otras, las tormentas de libros allí crecen solas, y Expo 10 ha crecido incesantemente: cajas, estantes, maniguas de papel, pirámides mayas de libros… Ingresar en Expo 10 no es perder el tiempo, sino perderse en el tiempo.
En su librería, Ronald sembró su generosidad y cosechó amistades, creando amigos y clientes, pero más amigos. Por allí bajaban intelectuales de alto vuelo, aparecían fanáticos de discos inhallables (porque también se vendían discos que daban vueltas y estaban de vuelta desde otro tiempo), e iban escolares de tareas imposibles, y gentes temerosas de la inmensidad del bosque de papel que entraban preguntando: “Por casualidad, ¿no tiene…?”. Sí, el libro estaba, aunque no por casualidad.
La amistad de Ronald Chinchilla no tenía precio, como muchos de los libros que vendía a cambio de casi nada (o nada) si el cliente tenía más ansias de leer que ansiedades económicas. Aunque su librería sigue, aquellos tiempos de conversada felicidad han concluido, pues Ronald Chinchilla murió en San José este viernes 18 de octubre. A los 78 años, Ronald llegó al fin del arco iris de su vida. Brilló alto, pero con la discreción y la modestia que le recordamos.
A su modo, Expo 10 no es una librería, sino una universidad: quienes entran, salen con libros y más sabios. Los lectores bien lo saben, pues gracias a Expo 10 aprenden más que “ciencias y letras”: aprenden humanidades; mejor dicho, aprendieron —aprendimos— de la humanidad de Ronald Chinchilla Arguedas. Descanse en paz, buen amigo.
Víctor Hurtado Oviedo es ensayista.