Nadie podría pensar que el Líbano fue hasta los años 70 el centro financiero de la región, por lo que fue bautizado como «la Suiza de Oriente Próximo» . A lo que hay que sumar un clima mediterráneo, con inviernos suaves y veranos largos y cálidos. Pero todo aquel castillo de naipes se desmoronó con la dramática guerra civil libanesa (1975-1990). Se produjo un enfrentamiento entre facciones cristianas, musulmanas y drusas. A esto se sumaba la existencia de unos 400.000 refugiados palestinos. Un cóctel explosivo que terminó provocando la ocupación de Israel y la intervención de Siria. En 1990 las últimas zonas de conflicto, especialmente en Beirut, son pacificadas y un año más tarde se concede una amnistía general a los excombatientes, aunque la ocupación siria de parte del norte y este del país durará hasta 2005 y la israelí de la zona meridional hasta el 2000. La guerra costó la vida de unas 200.000 personas, otro millón resultaron heridas y más de un millón se marcharon del Líbano. Cuando parecía que se vivía un tiempo para la esperanza, en 2006 este sueño de paz duradera saltó por los aires. En el verano se desató la llamada Guerra del Líbano que enfrentó durante un mes al ejército israelí y a Hizbolá (Partido de Dios), organización islamista libanesa formada por un brazo político y otro militar. Fue creado en 1982 como respuesta a la intervención de Israel. Desde entonces y hasta el reciente enfrentamiento entre Hizbolá e Israel, los habitantes del Líbano consideraban un milagro que reinase una relativa calma. Pese a ser un avispero con un futuro incierto, la realidad es que hasta hoy el país ha sabido levantarse, reconstruirse una y otra vez, y modernizarse. Pero esta vez vuelve a repetirse la historia. Además, la reciente guerra en la vecina Siria y el Estado Islámico llevan años poniendo en peligro la estabilidad. En el Líbano coexisten, más o menos al 50%, la religión cristiana (maronitas, católicos y ortodoxos), y musulmana (chiitas, sunitas y alauitas). Un 6% son drusos , una minoría religiosa presente, principalmente, en Israel, Líbano, Territorios Palestinos, Siria y Jordania. El Líbano, que cuenta con 5.184.418 habitantes, posee hoy la mayor concentración de refugiados per cápita del mundo : 1 de cada 4 personas. Sólo los refugiados palestinos suman más 500.000 personas en Líbano. A esta cifra hay que añadir la llegada desesperada años atrás de alrededor de un millón de sirios huidos de la guerra. Otra de las poblaciones que más está creciendo es la de los iraquíes, con cerca de millón y medio de personas. Miles de ellos han cruzado la frontera para unirse a los 50.000 que ya vivían en el país. Tampoco hay que olvidar que el Líbano ha sido tierra de acogida de minorías perseguidas como los armenios (4%) y palestinos (9,5%), asentados estos últimos en campos de refugiados vigilados. Ahora, con la amenaza de una guerra a gran escala, se está produciendo el efecto contrario y miles de personas están huyendo a Siria y a otros países para escapar de las bombas. Más de 185.000 personas -principalmente sirias y libanesas- han huido ya a Siria, según informa la Media Luna Rioja Árabe (SARC, por sus siglas en inglés). Los datos de acogida de extranjeros contrastan con la diáspora libanesa. Nadie se atreve a dar un número, pero se calcula que son decenas de miles de personas de origen libanés (en su mayoría cristianas) las que han hecho las maletas en busca de un futuro mejor. Brasil es el país con más expatriados libaneses, seguido de Estados Unidos, Canadá, Argentina, Colombia y México. En Europa, Francia es el principal destino con unos 250.000 exiliados. No hay que olvidar que, junto al árabe, el francés es el idioma más utilizado. Ahora queda esperar cuál será la reacción y el papel de estos miles de refugiados en una nueva guerra -que puede ser muy larga y destructiva- con Israel. Muchos de ellos ya han empezado a huir en coche o incluso a pie llevando consigo lo que pueden ante la escalada del conflicto y la entrada en escena de Irán. El Gobierno libanés calcula que hay ya 1,2 millones de personas desplazadas. Aproximadamente el 60% son sirios, mientras que el 40% son libaneses.
