La mujer acusada de matar a un hombre que había conocido por internet y al que había invitado a visitarla en su casa, en Cortegada (Orense), ha admitido este lunes la veracidad de los hechos. Según ella misma ha reconocido, h izo consumir fármacos a la víctima sin su conocimiento y «de forma premeditada», como ya sospechaba la tesis fiscal basada en las indagaciones del Instituto Armado, y después lo asfixió con una almohada. La jornada del lunes fue la primera del juicio por el crimen de Cortegada y también en la que declaró la única encausada, que en el momento de los hechos tenía 26 años –y la víctima, 53–. De acuerdo a su relato, tal y como recoge Europa Press, conoció al hombre a través de una página de citas en Internet y, tras hablar «un mes o dos», ambos acordaron que él, residente en Castelldefels (Barcelona), se trasladase a la residencia de ella para conocerse en persona. A su llegada, la mujer lo recogió en Vigo y ambos se desplazaron hasta su vivienda, ubicada en O Rabiño, una aldea del ayuntamiento orensano de Cortegada, en la que residía sola desde la separación de su anterior pareja. Allí convivieron un par de días, pero, según el relato de la mujer, se produjeron entre ellos «muchas discusiones». En una declaración que se ha extendido menos de tres minutos –y en la que no ha explicado sus motivos–, la encausada ha reconocido, a preguntas de la Fiscalía, que lo mató: «Le di pastillas y lo asfixié», ha afirmado, respondiendo además que «sí» lo había hecho empleando una almohada, como sostenía la tesis inicial. Inquirida más a fondo por la parte fiscal, ha admitido también haber calcinado el cuerpo, rociándolo con gasolina y prendiéndole fuego; y haberlo troceado con una pala y metido sus restos en una bolsa para después tirarlos «al bosque». El Ministerio Público solicita por estos hechos, que califica como delito de asesinato, una pena de 18 años de prisión, así como el pago de 70.000 euros de indemnización para la hija del fallecido y de 65.000 euros para la madre. También pide la aplicación de la atenuante de alteración psíquica, ya que la acusada sufría un trastorno de ansiedad y un trastorno obsesivo compulsivo, con una afectación moderada en el momento de cometer el crimen, aunque no cuando manipuló e hizo desaparecer el cadáver.
