Según LinkedIn, existen 50.000 habilidades profesionales diferentes que las personas pueden llegar a dominar. De todas ellas, hay una que destaca y, lo seguirá haciendo por encima de las demás, tanto a corto como a medio plazo: la creatividad . La lista de ránkings donde la creatividad es, si no la más, una de las más solicitadas es extensa: 'Global Talent Trends Report 2024', de LinkedIn; 'Informe sobre Soft Skills', de la Asociación para el Progreso de la Dirección; 'Informe sobre el Futuro del Empleo', del Foro Económico Mundial; '2024 Essential Soft Skills Report', de Forbes; '2024 Soft Skills Report', de Gartner... «El pensamiento creativo siempre ha sido una habilidad apreciada en la empresa, pero el ritmo acelerado del cambio tecnológico la hace imprescindible –explican desde UNIR–. Antes, muchas empresas podían prosperar siguiendo rutinas establecidas, pero eso ha cambiado radicalmente. La competencia global, la disrupción digital y las expectativas cambiantes de los consumidores exige nuevos enfoques y una mentalidad ágil e innovadora. Los empleados creativos pueden identificar oportunidades que otros podrían pasar por alto y aportar un valor añadido significativo a la organización». Duncan Wardle, ex director de creatividad de Disney y actual consultor independiente de Innovación y 'design thinking', lo explica en las múltiples conferencias que ofrece sobre la importancia de la creatividad: «La IA tiene mucho que ver con la demanda de estos nuevos profesionales. Pensemos en la trayectoria de la inteligencia artificial. Dicen que, en los próximos diez años, quitará el trabajo a treinta millones de personas en EE.UU. Eso es el 10% de la población. ¿Cómo vamos a competir con alguien que piensa cinco mil veces más rápido que nosotros? La clave va a estar en la creatividad, imaginación, intuición e inteligencia emocional. Y en la curiosidad. Los robots no van a replicar eso en los próximos cinco o diez años», explica. Es algo que corrobora un reciente estudio de la Universidad de Stanford que compara las ideas de investigación generadas por LLM (modelos de lenguaje de gran tamaño) con las elaboradas por investigadores experimentados en PLN (procesamiento natural del lenguaje). De las 4.000 ideas generadas por LLM, sólo alrededor de 200 eran verdaderamente únicas . «Es decir, la IA se volvió menos original a medida que generaba ideas –apunta Pascual Parada Torralba, experto en innovación y tecnología disruptiva y director académico de IEBS Digital School–. La IA puede potenciar las capacidades humanas, pero no puede reemplazarlas completamente en tareas creativas. Mientras que los humanos pueden generar ideas verdaderamente novedosas, la IA tiende a repetir patrones existentes . De momento, los resultados cuantitativos y cualitativos de este tipo de estudios favorecen consistentemente a los participantes humanos. La conclusión es que estamos solo al principio de toda la potencia a la que podrán llegar los algoritmos, pero de momento parece que las tareas creativas aún siguen siendo nuestras». Desde UNIR añaden que «la creatividad tiene mucho de emocional y vive del fallo y del fracaso. Cuando las máquinas estén programadas para ser curiosas, empatizar, errar y frustrarse, veremos en qué punto estamos y si debemos empezar a preocuparnos». Pero la creatividad quiere instalarse definitivamente en el corazón del negocio y para ello es clave demostrar su retorno en cifras. Son muchos los estudios que ratifican la relación entre creatividad y rentabilidad . McKinsey, por ejemplo, desarrolló en sus investigaciones el llamado Award Creativity Score (ACS), basado en los afamados premios de publicidad Cannes Lions, en los que se mide la creatividad y el rendimiento empresarial de las empresas galardonadas. Sus mediciones concluyeron que las empresas con altas puntuaciones en ACS tienden a tener un mejor desempeño financiero y una mayor capacidad de innovación. «Estas empresas comunican a sus empleados aspiraciones alcanzables y objetivos claros para reducir los temores al fracaso, las críticas y el impacto profesional negativo, que a menudo frenan la innovación. Los 'innovative growers' comparten con frecuencia información actualizada sobre los progresos realizados e historias de éxito para inspirar y motivar a los equipos y a los inversores». Es lo que en McKinsey llaman el Triple Play: las empresas que integran la creatividad, el análisis de datos y el propósito tienen un crecimiento de ingresos un 2,3 veces mayor que sus pares. ¿Está teniendo el pensamiento creativo el suficiente impulso en la empresa española? El estudio sobre 'La creatividad en España', realizado por Kantar, revelaba que la nota media con la que los trabajadores puntúan la importancia que sus empresas dan a la creatividad es de un 5 sobre 10. Además, consideran que la creatividad no debe aplicarse sólo en las áreas típicamente asociadas a la innovación. Se pide que las empresas sean también creativas a la hora de motivar al personal. Otro informe de la firma Ricoh realizado entre empleados españoles apunta que el 72% de los mismos disfrutarían más del trabajo si tuvieran tiempo para realizar tareas creativas. Los expertos coinciden en señalar que la creatividad solamente puede aflorar en un ambiente adecuado y para ello, algunas de las condiciones que toda empresa debe revisar son: –Espacios inspiradores: diseñar áreas de trabajo que inviten a la colaboración y a la generación de ideas. –Tiempo para la creatividad: establecer momentos específicos para que el empleado piense y desarrolle ideas sin la presión de las tareas diarias. –Diversidad y colaboración: fomentar equipos diversos donde se mezclen diferentes perspectivas y habilidades. –Reconocimiento y recompensa: premiar las ideas creativas y su implementación. –Acceso a recursos: proporcionar herramientas y recursos que faciliten la creatividad, como software especializado y talleres de desarrollo. –Fomentar el riesgo: crear un ambiente donde los empleados no teman al fracaso, sino que vean los errores como oportunidades de aprendizaje. No obstante, la creatividad es una habilidad que puede aprenderse y desarrollarse. Y ese va a ser precisamente el objetivo de la nueva sede de Elisava en Madrid (su sede central está en Barcelona), primera universidad de España que formará emprendedores en el ámbito de las industrias creativas. «Más allá de diseñar productos, logotipos, carteles o las típicas tareas que se suelen asociar al diseño enmarcados dentro de los departamentos de marketing, el enfoque de Elisava se dirige al área específica del diseño estratégico de las empresas integrando a estos profesionales en el organigrama de las corporaciones y poniéndolos al servicio de todos los departamentos para resolver problemas de forma ágil y creativa», explica Edgar González, director de Elisava. «Ya no nos referimos al diseñador como ese genio creativo que trabaja en solitario, sino al de una persona que trabaja en colaboración con los equipos multidisciplinares de todos los departamentos para resolver problemas puntuales en cada uno de ellos. Creatividad al servicio de toda la empresa», concluye. Tradicionalmente, la dislexia se ha definido por las dificultades que afrontan las personas que nacen con esta condición, y nunca por sus fortalezas. Pero las cosas podrían estar cambiando. Resulta que las capacidades que más necesitan ahora las empresas son, precisamente, las fortalezas por las que destaca el pensamiento disléxico : creatividad, resolución de problemas complejos, pensamiento no convencional, facilidad para identificar patrones, razonamiento tridimensional, habilidades interpersonales… Con la IA automatizando las tareas de mayor dificultad para las personas con dislexia (ortografía, lectura o memorización de datos) se abre un inmenso campo de posibilidades para las personas con este tipo de neurodivergencia. Agencias de comunicación, empresas de telecomunicaciones –incluso el mismísimo FBI– ya publican ofertas en las que se valora específicamente la dislexia. De hecho, LinkedIn ya reconoce el pensamiento disléxico como una habilidad.